EXCLUSIVA DE EXPEDIENTE MARLASCA
El gurú Félix Steven Manrique, captor de Patricia Aguilar, pegaba con "una correa" a "sus mujeres" y las obligaba a tener sexo con él
En una casa de madera semiderruida en medio de la selva peruana, sin agua, sin luz y sin desagües, sólo con un pequeño riachuelo cerca: así encontraron el 5 de julio a la alicantina Patricia Aguilar.Patricia era la última, pero en 18 años Félix Steven Manrique captó, según la Fiscalía, al menos a otras cuatro mujeres. Expediente Marlasca ha tenido acceso al informe de la Fiscalía de Perú sobre el caso.
Félix Steven Manrique tenía montada una peculiar familia y hasta tenía un grupo de WhatsApp para que sus esposas hablasen y se conociesen. Él se dedicaba a comer, dormir y captar nuevas adeptas mediante engaños, pero sobre todo a maltratarlas, tanto física como psicológicamente, llegando a incluso pegar "con una correa".
Así lo recoge el informe de la Fiscalía de Perú, al que ha tenido acceso completo en exclusiva Expediente Marlasca. Un documento en el que los cuatro hijos pequeños de Manrique hablan de escenas de violencia, de abusos y de mucha hambre.
También, de cómo no podían ir al colegio porque "no les llegaba la plata", porque la plata, el dinero, era sólo para mantenerle a él. Y así dos de sus mujeres trabajaban "desde las 5.30 de la mañana hasta las 5.30 de la tarde", una incluso embarazada de ocho meses. Y así hasta los niños pequeños, ocultos en la selva, trabajaban en el campo, todos al servicio ciego del líder.
Sus esposas se turnaban para dormir con él, para mantener relaciones sexuales, lo que Manrique llamaba "alquimia", una especie de 'Nirvana' que se alcanzaba tomando ayahuasca. No se podían revelar, ni se podían ir de la secta y, si lo hacían, Manrique las amenazaba con matar a su familia.
"Lo relevante es que no lo hacían antes"
Alán Barroso, sobre la visita de los reyes a las zonas afectadas por la DANA: "Nos tendríamos que acostumbrar a que unas personas que cobran 270.000 euros de todos los españoles estén para este tipo de cosas"
"Estoy alucinando con la sensación de estar alabando que se hayan parado a hablar y responder preguntas", asegura el politólogo en Más Vale Tarde.