Una desaparición de alto riesgo
El teléfono móvil de Pablo Sierra y la autopsia psicológica, claves en la investigación de su desaparición
Beatriz de Vicente explica en qué consisten las técnicas de investigación que se aplican ante una desaparición, que trazan "círculos concéntricos" en torno a la víctima para determinar qué ha podido suceder.
Cinco días después sigue sin haber noticias de Pablo Sierra, el joven estudiante de Medicina desaparecido en Badajoz cuando regresaba a su residencia universitaria en la madrugada del pasado viernes, cuya familia descarta que se haya marchado voluntariamente.
Manuel Marlasca explica que la Policía ha retirado los medios aéreos de la búsqueda y en estos momentos centra la investigación en las cámaras de vigilancia de la zona en la que Pablo fue visto por última vez y en el móvil encontrado cerca del río Guadiana, que se ha convertido en la principal pista del caso.
La desaparición ha estado considerada desde el primer momento de alto riesgo y el río fue el principal escenario de las primeras horas de búsqueda, puesto que allí se encontró el citado dispositivo. No obstante, además del teléfono, es clave la denominada 'autopsia psicológica', que según Marlasca será la principal vía a la que agarren los investigadores para determinar las circunstancias del estado de ánimo del joven justo antes de desaparecer.
En este sentido, Beatriz de Vicente explica que en los casos de desaparición hay dos técnicas de investigación, "dependiendo de las sospechas que se manejen". "Si se cree que el sujeto ha podido atentar contra su vida, suicidarse o algo similar, se tira por la autopsia psicológica", precisa. "Si se considera que, por el contrario, hay intervención de terceros, una desaparición de tipo violento, se hace un análisis victimal", agrega.
En ambos casos -apunta la criminóloga- se estudian "círculos concéntricos" alrededor de la víctima, planteando preguntas como las siguientes: quién era, qué le gustaba, si alguien gana con su desaparición, si tenía enemigos, quiénes eran sus amigos, cuáles eran sus rutinas cotidianas, cómo se mostraba en redes sociales, cómo fueron sus últimas 24 horas, en qué estado emocional se encontraba, si tenía proyectos e ilusiones, antecedentes depresivos o si tomaba drogas. Cuestiones que se comprueban con el entorno de la persona desaparecida y con las que se elabora "una reconstrucción para saber qué es lo que ha podido pasar".
"El paso del tiempo es inversamente proporcional, tristemente, a la esperanza de un buen resultado", afirma De Vicente, que detalla que "en la misma medida en que pasa mucho tiempo, las probabilidades de que el resultado sea óptimo o feliz empiezan a ser menores". Pese a ello, la abogada incide en que ahora mismo todas las hipótesis siguen abiertas en el caso de Pablo.
"No hay ninguna prueba de que Pablo haya perdido la vida, no hay ninguna certeza de que Pablo esté muerto", ha confirmado Marlasca, que incide en que el móvil hallado va a ser sometido a un análisis completo y que la Policía "tiene esperanzas de que ese teléfono de Pablo cuente algo". Puedes ver el análisis de ambos expertos en el vídeo que ilustra estas líneas.
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