DONARÁN LOS EXCEDENTES A BANCOS DE ALIMENTOS Y COMEDORES SOCIALES

Los agricultores de Huesca donan la fruta que no venden por el veto ruso

Tras el veto ruso muchos agricultores han optado por quemar o tirar sus frutas y verduras. En Huesca han decidido donar los excedentes a bancos de alimentos y comedores sociales. Una buena forma de aprovechar una fruta que de otra manera, acabaría en la basura.

A esperas de la solución de Bruselas, el presidente de ‘ASAJA’ en Huesca, José Fernando Luna, ha decidido donar la fruta que tenía como destino Rusia. “Estamos colaborando con entidades benéficas de la provincia de Huesca y vamos repartiendo lo que podemos por ellas”, cuenta José Fernando.

Este agricultor tiene claro que prefiere donar la fruta a los que más lo necesitan en lugar de tirarla. Por este motivo, cada día carga la fruta, arranca su coche y comienza la ruta para ir repartiendo en distintos lugares. Las rutas están marcadas, por lo que van a diferentes pueblos según los días. El primer punto de destino es una residencia donde se ayuda a los ancianos que no tienen recursos económicos. “Me parece estupendo y nos viene muy bien en estos días que vamos a celebrar la patrona”, afirma una trabajadora.

Una obra benéfica debido a una crisis que rodea al sector. Las pérdidas por cada agricultor pueden ser “de entre 6.00 y 12.00 euros”, según cuenta un agricultor. Por su parte, el presidente de ‘ASAJA’ asegura que las pérdidas en Aragón ascienden a los “40 o 50 millones de euros”. Tras entregar la fruta en la residencia se despiden para ir al siguiente punto, otro centro en el que ayudan a personas mayores y paradas.

“Mejor que lo traigan a estas casas que no que la tiren, es una pena”, señala una de las trabajadoras del centro ‘Casa de Amparo’. Los agricultores exigen que se solucione el problema cuanto antes y que se sepa con claridad dónde van a ir destinados los 125 millones de euros que dará Bruselas. El presidente de ‘ASAJA’ manifiesta: “Exigimos claridad rápida, es decir, hay unas ayudas y falta una reglamentación que es lo que nosotros llamamos ‘la letra pequeña’ para saber cuándo, cómo y cuánto dinero y de qué forma vamos a tener que retirar esa mercancía que teníamos”.

Casi la mitad de producción de frutales iba destinada a Rusia. “Unos 166 millones de kilos por recoger, de los cuales tenemos calculados que 83 millones iban destinados al mercado ruso. Por lo tanto, tenemos esos millones con problemas porque no sabemos dónde colocarlos”, destaca José Fernando.

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