Los frenos del tren fallaron trece días antes

Los frenos del tren siniestrado en el accidente de Valencia fallaron tan solo trece días antes. Según el periódico 'Levante', este fallo se habría registrado en el libro de averías del tren. Un libro que los maquinistas escriben a dirio y a mano.

Laura Ballester, periodista del citado medio, asegura que "en ese listado se aprecia que hay una unidad de tren articulado que por lo visto entró larga de frenos".

La avería anotada por el conductor del convoy el día 20 de junio de 2006 habría sido "la UTA va larga", que quiere decir que "al intentar frenar, se detectó que a la máquina le costó más trabajo del habitual".

Pero, además de esta avería y de los tres descarrilamientos previos, admitidos el pasado jueves por la Consejera valenciana de Infraestructuras, la caja negra del segundo tren implicado en el acccidente no detectó el frenado de emergencia que realizó el maquinista segundos antes del incidente.

Según Luis Jorge Álvarez, secretario general de SIF y exmaquinista, "había problemas con las cajas negras, puesto que tuvieron que esperar 20 ó 25 días puesto que el software necesario para su lectura no existía".

Esto indica que las cajas negras de este tipo de trenes no son fáciles de entender ni tan siquiera para expertos ferroviarios. Por ello, se suelen utilizar los famosos lbros de averías en los que los maquinistas apuntan el problema sobre la marcha.

Sin embargo, el libro de averías de la unidad 37-36 en la que murieron 43 personas, incluido el maquinista, no apareció nunca. Laura Ballester apunta que "ese libro estaba ubicado dentro del tren en un espacio protegido pero después del accidente nunca apareció". Luis Jorge Álvares añade que "el extravío se produjo porque alguien lo ha retirado".

Aún se desconoce con certeza qué pasó en aquél accidente. Pero lo que sí está claro es que los trenes de la línea 1 de metro de Valencia eran viejos y las condiciones de seguridad del recorrido bastante deficientes: la vía no tenía balizas de frenado no programadas, ni señal indicadora de velocidad y, para complicar aún más las cosas, en la curva de entrada a la estación de Jesús había un bache.

Todas esas carencias las llevaban denunciando varios sindicatos de ferroviarios desde meses antes del accidente. Pero ni la Consejería de Infraestructuras ni Ferrovials de la Generalitat les hizo caso.