Rafa Zohuier, el hombre de los explosivos del 11-M

Hace diez años Rafa Zohuier medió entre los terroristas y el exminero Trashorras para conseguir la dinamita que mató a 191 personas en la estación de Atocha y al inspector Javier Torronteras en Leganés el 3 de abril.

Zohuier, un marroquí de 34 años, llegó a España con 12 años. Un conocido de la noche madrileña que trapicheaba con hachís. Pasó por la cárcel en 2001 por una operación de tráfico de armas. Allí conoció a Antonio Toro, cuñado de Trashorras. Zohuier entró en contacto con Trashorras e hizo de intermediario entre él y Jamal Ahmidan para venderle los explosivos que iban en los trenes aquella mañana.

Finalmente Zohuier fue condenado a 10 años de prisión, aunque la Fiscalía llegó a pedir casi 40.000 años de condena.

Desde hacía varios años era confidente de la Guardia Civil, pero nunca les dijo nada de la venta de explosivos. Sus propios controladores de la Guardia Civil le detuvieron cinco días después de los atentados.

El juez Gómez Bermúdez tuvo que llamarle la atención en varias ocasiones. Durante todo el juicio, Zohuier se mostró rebelde y tuvo varios enfrentamientos por su actitud.

Rafa Zohuier pasó por la cárcel de Aranjuez y después fue trasladado a la prisión Puerto 1 en Cádiz. Según contaba la revista Interviú no tuvo problemas para adaptarse a su vida en el módulo 4. Participaba en el teatro y hacía deporte en el gimnasio. Su físico imponente y su conocimiento de las artes marciales le hacían ser uno de los presos más respetados.

Diez años después el hombre que facilitó los explosivos que mataron a 191 personas, en el peor atentado de nuestra historia, sale en libertad. Su permiso de residencia caducó en 2005. Aunque intentó casarse con una española en 2012 para obtener la nacionalidad, será expulsado y trasladado a Marruecos de forma inmediata.