LA OTRA CARA DE LAS 'CIFRAS POSITIVAS'
Verano, tiempo de contratos temporales y de asfixia en el INEM
Después de que se conociera el descenso de número de parados en julio, un equipo de 'Más Vale Tarde' se ha trasladado a una de las colas del Inem en el barrio madrileño de Moratalaz. Allí, han podido comprobar como aún queda mucho por hacer.
El Ministerio de Empleo y Seguridad Social ha publicado que el paro ha bajado en julio respecto al mes anterior en 64.886 personas. Por ello, el equipo de 'Más Vale tarde' ha ido a la cola del INEM para conocer como han sido recibidos estos datos y comprobar, en definitiva, que aún queda mucho por hacer.
La fila para la oficina de desempleo da la vuelta a la sede de Moratalaz en Madrid. Matías, uno de los afectados, acaba de terminar sus estudios y tiene claro cual puede ser su única salida. "Si en España no me dan una oportunidad, me voy", ha declarado.
Ángel, su compañero de espera, es ingeniero de telecomunicaciones. Tiene 56 años y tiene más de 20 años de experiencia pero lleva dos años en el paro. Sus dos hijos también se encuentran en esta situación y se plantean emigrar. "He intentado trabajar de mecánico, de electricista, de peón de tercera en un hospital, pero tampoco me han llamado", ha comentado.
Pero en una cola tan larga hay muchísimas más historias, aunque siempre se nota quien lleva más tiempo buscando trabajo. Ya saben qué documentación tienen que tener a mano y la mayoría de los protagonistas son aquellos que un día se dedicaron al mundo del ladrillo.
También familias completas se acompañan en esta dura espera. Antonio saca adelante al resto de la familia con su jubilación, pero su mujer lleva ya cinco años en paro. "Solamente me ofrecieron un trabajo como contable. Era de ocho de la mañana a 8 de la tarde y solamente cobraba 600 euros. Si me lo ofrecieran ahora si lo cogería", ha confesado. Las puertas en el mercado de trabajo con más de 60 años están casi cerradas para ella. Su hija Irene habla tres idiomas y está licenciada en Derecho y Magisterio pero únicamente se dedica a dar clases particulares. Su única alternativa es emigrar.
Irene y Laura, dos jóvenes que trabajaban en el polideportivo de su barrio han sido despedidas. Son el ejemplo de la generación joven que sabe perfectamente lo que es la precariedad laboral, porque ya les habían despedido antes de otros empleos. "Eramos dos recepcionistas y se ha quedado una sola con horario de mañana y de tarde", ha comentado Laura. Mientras, Irene ha declarado: " Tengo un niño, casa, coche y mi pareja cobra de vez en cuando".
La cifra del paro ha bajado, pero de momento, por la puerta del INEM continúa entrando más gente sin trabajo que la que sale con él.