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Del refugio atómico de Moncloa a construcciones de la Guerra Civil: estos son los búnkeres más espectaculares que esconde España

Recorremos algunos de los búnkeres más llamativos que aún se conservan en nuestro país: desde el que ha quedado sumergido bajo el mar en Sotogrande al que alberga el subsuelo del Palacio de la Moncloa.

La subida del nivel del mar en la costa de Sotogrande, en Cádiz, se ha tragado -literalmente- un trozo de historia: un búnker que data de la Segunda Guerra Mundial y que, en la actualidad, se encuentra a 50 metros de la costa y a cuatro metros de profundidad bajo el agua.

En menos de un siglo, este antiguo búnker del ejército español ha pasado de estar visible en la playa a estar completamente sumergido. En su momento se construyó como defensa del ataque británico desde el Peñón de Gibraltar y ahora apneas puede atisbarse en el agua.

Como esta hay otras espectaculares construcciones defensivas repartidas por casi toda España. Búnkeres como el del Parque del Capricho, en Madrid, que acogió la grabación de la película de terror 'El gran amor del Conde Drácula', de 1973. Se trata de uno de los refugios mejor conservados de Europa, tiene 2.000 metros cuadrados y está ubicado a 15 metros bajo tierra, capaz de resistir bombas de hasta 100 kilos.

Construido alrededor de 1937, era hermético y a prueba de armas químicas, con siete habitaciones, un baño y cuatro salidas. Allí se han rodado también otras películas como 'Un rayo de luz' o 'Doctor Zhivago'. En plena Guerra civil, durante a contienda por Madrid, ese búnker resguardó a un importante general del ejército republicano, José Miaja, que dirigía desde allí la defensa de la ciudad. Allí tuvieron lugar reuniones secretas y se construyó precisamente para trasladar al general a la capital.

Se denominó la posición Jaca. El búnker y el emplazamiento del puesto de mando quedaron así situados en un lugar estratégico, en Alameda de Osuna: un sitio tranquilo, lejos de los frentes, muy bien comunicado y con una arbolada propicia para el camuflaje.

Per más allá de las guerras, hay búnkeres que continúan activos a día de hoy, aunque no han tenido que utilizarse nunca: es el caso del que guarda el Palacio de la Moncloa en su subsuelo, un búnker atómico construido por Felipe González que se tendría que utilizar en caso de ataque nuclear y en cuyo interior se ha reunido el Consejo de Seguridad Nacional.

Más cerca de la costa, en la localidad alicantina de Altea se encuentra un búnker de hormigón de la Guerra Civil española, uno de los mejor conservados que aún perduran.

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