AVANCE | PESADILLA EN LA COCINA

Otra bronca en presencia de Chicote: "Deja ya las putas comandas y tira para allá"

Este miércoles, en 'Pesadilla en la cocina', Alberto Chicote visita por primera vez un doble negocio que debe ser reflotado: un pequeño hotel y un ambicioso restaurante que está llevando a la ruina a sus propietarios. El principal problema es en los fogones donde uno de los camareros choca constantemente con el jefe de cocina y dueño.

Andorra es el nuevo destino de Pesadilla en la cocina que, esta semana en laSexta, viaja al otro lado de los Pirineos para acudir a la llamada de L´Olive, el restaurante de un hotel manejado por una joven pareja que se embarcó en el proyecto sin tener ningún tipo de experiencia en hostelería.

Él era herrero y decidió convertirse en el jefe de cocina. Y ella, administrativa, en la encargada de la sala. Además, Juanjo y Ariadna se rodearon de un particular equipo de empleados: el padre de ella, cuya relación con su yerno está cargada de gritos, improperios y es prácticamente insostenible; un camarero despistado; un fotógrafo metido a cocinero con ciertas aspiraciones pero sin nociones básicas de gastronomía; y un perro con nombre de mujer que se esconde obedientemente cuando empiezan a llegar los clientes. Para hacerlo todavía más difícil, cuando ni si quiera el restaurante comenzaba a funcionar, la pareja decidió hacerse también con la gestión del hotel, lo que les ha provocado una deuda que crece a un ritmo endiablado. Hoy, ambos negocios hacen aguas y el proyecto tanto empresarial como personal de Ariadna y Juanjo se les está escapando de las manos.

Mucha ilusión, ninguna experiencia  y cada vez menos posibilidades

Alberto Chicote se enfrenta a un restaurante que comparte un ingrediente principal con muchos de los difíciles casos que ha conocido el chef: la errónea creencia de que montar un restaurante es fácil. Pese a las buenas intenciones y el propósito de trabajar duro, Ariadna y Juanjo están sobrepasados. Quieren abarcar demasiado y no tienen la formación necesaria para llevar a cabo sus tareas con eficacia.

Además, en el restaurante no se actúa en equipo, la comunicación entre sala y cocina es pésima y las peleas continuas de Juanjo con el padre de Ariadna impiden que ninguno se centre en sacar adelante los servicios. No hay compenetración y las consecuencias pueden ser fatales. Si Juanjo y Ariadna no aprenden a marchas forzadas, siguen al pie de la letra los consejos de Chicote y consiguen reconducir la relación personal de yerno y suegro, L´Olive viajará inevitablemente hacia un claro destino: el fracaso.

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