SALVADOS 'EN RUTA'

Salvados: Alfajarín, las historias que esconde un área de servicio

En la última entrega de Salvados, Jordi Évole y su equipo se trasladaron al área de servicio de Alfajarín para descubrirnos las historias de vida de ciudadanos anónimos.

Un área de servicio es un lugar de tránsito, un ir y venir de rostros anónimos que se pierden tras hacer un breve alto en el camino. Cada uno de esos viajes, sin embargo, oculta una historia. Este domingo, Salvados nos desvelaba algunas de ellas en 'En Ruta', dando voz a los relatos de quienes normalmente pasan desapercibidos.

Para ello, Jordi Évole y su equipo pasaron una semana en el área de servicio de Alfajarín, situada en la AP-2 a las afueras de Zaragoza, por la que cada día pasan miles de conductores y viajeros. A través de sus conversaciones con transportistas, moteros y camareros, pudimos vislumbrar historias de vida tan extraordinarias como reales.

Pero, ¿por qué Alfajarín? Esta estación de servicio situada a 18 kilómetros de Zaragoza se encuentra a 300 kilómetros de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. El lugar, parada habitual en la ruta entre Barcelona y Madrid, "es un referente" para los que viajan por carretera, según relató a Évole un motorista. "Desde que me acuerdo paro en Alfajarín", asegura otro motorista, recordando los viajes de infancia en un "Seat Ritmo" con destino Galicia.

El grupo de moteros se dirigía a 'Pingüinos', una concentración invernal de motos que reúne en Valladolid a miles de aficionados a las motocicletas. La parada en esta estación de servicio es un imprescindible en el camino. "Alfajarín todo el mundo lo relaciona con este hotel", comenta uno de los motoristas, señalando el hotel Rausan a su espalda.

"Desde que me acuerdo paro en Alfajarín", asegura por su parte otro motorista, recordando los viajes de su infancia en el "Seat Ritmo" de su padre, compartiendo el asiento trasero con sus hermanas y sin GPS o aire acondicionado. "En el asiento de atrás, la butaca para tres personas en la que ahora van con las sillas, una hermana iba tumbada para un lado, otra para el otro lado y en el espacio de los pies me tumbaba yo", rememora.

En aquella época, además, las gasolineras no eran 24 horas como lo es la que ahora abastece de combustible a los vehículos en esta área de servicio. "Una noche mi padre tuvo que dejar el coche e irse andando por la nacional hasta una casa en la que vio luz y el hombre sacó gasolina de su coche con una manguera", cuenta, divertido.

En esta estación de servicio zaragozana, son miles las personas que paran a repostar, comer o descansar antes de reemprender la marcha. El complejo del área de servicio, un clásico de los viajes en carretera, cuenta con un hotel, un restaurante y una cafetería que abre las 24 horas. "Aquí para todo el mundo", aseguraba a Évole uno de los camareros, "es un sitio de parada casi obligatoria".

Este profesional contaba ante las cámaras de Salvados que, aunque no se ha parado a calcular exactamente el número de cafés que sirve al día, ciertamente son "muchos". De sus 24 años custodiando la barra de este bar de carretera, hace un balance, en general, positivo de la clientela. "El 90% de la gente es buena", destaca, aunque admite que el 10% restante puede ser el que marque "una jornada laboral estresada".

El hostelero acaba compartiendo con Évole la historia de su difícil infancia, que transcurrió en un hospicio hasta que una familia le acogió cuando tenía unos 12 años. "Mi padre se murió teniendo yo seis años y mi madre no quiso saber nada de nosotros", relata.

La suya no es la única historia emotiva con la que se encontró el equipo de Salvados en este lugar de paso. Uno de los transportistas que conversó con Évole no tenía más remedio que permancer aquí todo el fin de semana: la empresa en la que tenía que descargar la mercancía no abre hasta el lunes. "He venido más rápido de la cuenta", comenta. Durante esos ratos muertos, el conductor aprovecha para ver series y escuchar música, sobre todo heavy metal, su género predilecto.

Aunque le encanta su trabajo, confiesa que echa de menos a sus "dos niñas" y a su mujer. "Un fin de semana prefiero estar parado porque ves a las parejas con los niños", cuenta. "Aquí estás solo y a veces te pone triste".

El complejo también cuenta con una gasolinera, duchas y un parking de 25.000 metros cuadrados en el que a menudo paran camiones. En Salvados 'En ruta', Jordi Évole entrevistaba a uno de los encargados de la seguridad del parking, un vigilante lleva 29 años trabajando en la estación de servicio de Alfajarín.

El guardia confiesa que evita pasearse entre los camiones allí aparcados. "No puedes saber lo que hay por ahí en medio y te arriesgas a que salga uno y te pegue un talegazo", comenta, "hay que intentar evita lo máximo posible el riesgo".

Son muchos los transportistas que pernoctan en este aparcamiento, pero la mayoría no se ven obligados a tomar tantas precauciones como una camionera con la que conversó Évole, que contó cómo utiliza una cinta para cerrar el camión mientras descansa en parkings desiertos y que lleva consigo un spray pimienta.

"Como mujer, cabe la posibilidad de que te violen, aparte de que te roben", explica esta camionera, que relató su "lucha diaria" contra los estereotipos en una profesión donde la gran mayoría son hombres y los obstáculos con los que se ha encontrado en su trabajo por ser mujer:

Otros, como el conductor del autobús del Atlético de Madrid, que se encarga de llevar a los jugadores desde el aeropuerto al hotel y al campo de fútbol, duermen en el hotel del área de servicio. "Ya tenemos un nivel", explica, aunque recuerda que hace años sí que le tocaba dormir dentro del propio autobús. "Ahora ya no, eso ha pasado a la historia", indica.

El chófer compartió con Évole la emotiva historia tras su trabajo, en el que empezó tras fallecer su hermano, que "era muy, muy del Atleti". "Cuando me ofrecieron el trabajo, fue por él, por llevar a su equipo".

Además de lugar de paso para conductores, esta área de servicio es también punto de encuentro para algunos residentes de los pueblos cercanos. Évole charló con un grupo de jubilados que prefieren reunirse en la cafetería de la estación de servicio, porque es más entretenida que el bar del pueblo. "Aquí pasa muchísima gente, miles", destacaba uno de ellos.

Entre el grupo, que suele reunirse aquí para tomar café, se encuentra el abuelo de un canterano del Real Madrid, aunque, según confiesa, él siempre había sido del Barcelona. "Ahora queremos que vaya bien al Madrid también", comenta.

Son solo algunas de las historias que el equipo de Salvados descubrió en el improbable escenario de una estación de servicio. Puedes ver el programa completo aquí.

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