Opinión

El PP y la fábrica de bulos

El director de laSexta Columna analiza en este artículo la gestión política de la DANA y denuncia las reacciones del PP de Mazón y de Feijóo a una catástrofe que ha provocado consecuencias hasta en Europa.

El president de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, el pasado 4 de noviembre Carlos Luján / Europa Press

Donald Trump elige a un conspiranoico de las vacunas para llevar la sanidad de Estados Unidos. Y tú, con tus posaderas sobre la superioridad moral europea que te transfiere tu sillón de Ikea, piensas: "Vaya pringaos estos yanquis".

¿Seguro? ¿Ellos? Porque se nos está quedando bastante cara de pringaos últimamente y el negacionismo está más cerca que nunca de conquistarnos. Para explicarlo, hagamos una pequeña crónica de la reacción del PP a la catástrofe de la DANA:

La Generalitat Valenciana, con Carlos Mazón como presidente, tiene las competencias de Seguridad e Interior. Así que, si hay una inundación, el encargado de actuar es su equipo, como hizo en 2019 la administración socialista.

Sin embargo, Feijóo empieza culpando a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Pero la alerta de la AEMET había sido tan roja que Mazón pasa a señalar la Unidad Militar de Emergencias (UME). Entonces, el que contesta es un tipo serio, de esos que lucen galones que imponen mucho. Además, sus argumentos son muy convincentes.

Es decir, sólo para empezar, el PP señala a empleados públicos que están intentando reconstruir Valencia y a un cuerpo de científicos. Esta semana, en laSexta Columna preguntamos precisamente por estas críticas a la AEMET a un exdiputado del PP, José María Beneyto, quien reconoce: "Muy posiblemente ha sido dañino, no lo niego". "Estamos en ese caldo de cultivo donde cada vez la verdad y la objetividad entran dentro del debate político. Se va erosionando lo que se dice y se va corrompiendo", ahonda.

Después de la AEMET y la UME, donde más se ha esforzado el PP en apuntar es a la Confederación Hidrográfica del Júcar(CHJ), que depende del Ministerio para la Transición Ecológica. Mazón, en su intervención del pasado viernes, llega a nombrar a esa institución más de 70 veces.

El PP ha llevado esa nueva excusa hasta el punto de intentar que la ministra Teresa Ribera no sea nombrada vicepresidenta de la Comisión Europea, un cargo que permitiría a España estar en el meollo de muchas decisiones importantes en materia de competencia o industria, por ejemplo. Para la politóloga Máriam Martínez-Bascuñán, "la estrategia del Partido Popular, básicamente, es generar confusión utilizando algunos mecanismos que está utilizando la ultraderecha en algunos países, que tienen que ver con los bulos, con generar la desconfianza en las instituciones".

Como hemos visto, por el camino no solo han mentido, también han tergiversado o insistido en medias verdades, como que si se hubieran limpiado los ríos el desastre no se hubiera producido. Muchas veces, teorías acientíficas que, al mismo tiempo, se han disparado en internet apuntando como culpables a organizaciones compuestas de funcionarios, a los que la guerra política ni les roza. De esta manera, tal y como explica Alexandre López Borrull, autor del libro Bulos científicos: de la tierra plana al coronavirus, la política "contribuye a difundir desinformación de bulos que ha creado un tercer agente, que en muchos casos lo que quiere es laminar las administraciones, y tanto les da criticar a uno o criticar a la otra". "Cuanto más se lamine el papel de las administraciones, mejor para ellos", añade.

Es decir, la mentira y el caos como estrategia acaban por cargarse las instituciones abriendo la puerta a una extrema derecha deseosa de ocuparlas. De hecho, después del estéril ruido sobre el papel de la ministra Ribera en la catástrofe, esta será nombrada vicepresidenta de la Comisión Europea, sí, pero la presión de Feijóo ha servido para que la extrema derecha de Meloni tenga un nuevo puesto en el equipo de Von der Leyen.

Ahora, tú, vuelve a ser consciente de tus posaderas europeas. Y dime si sigues pensando que aquí solo a los yanquis se les está poniendo cara de pringaos.