Habla una víctima de robo
La fiebre del aceite de oliva (u oro líquido) atrae a los ladrones: "Controlan las alarmas, porque no nos saltaron"
Hace unas semanas, alguien se la jugó por un botín hoy muy codiciado: el aceite de oliva de la almazara que regenta Andrés. Allí se almacena y procesa el aceite. El hombre cuenta en este vídeo cómo fue el robo "no muy sofisticado" que sufrió.
La fiebre del oro líquido atrae a los ladrones. Andrés García regenta una almazara, el lugar donde se almacena y se procesa el aceite. Hace unas semanas alguien se la jugó por un botín hoy muy codiciado: su aceite de oliva. "Me informaron a las 7:00 horas de lo que había ocurrido. Entró un compañero a abrir la fábrica un día normal de trabajo y me llamó para decirme que nos habían entrado, que estaba la puerta forzada, que había una ventana abierta y que nos habían revuelto la fábrica y que nos habían robado aceite", recuerda.
Así, Andrés señala que los ladrones "entran por una ventana y, de alguna manera, controlan la alarma, porque no la hacen saltar". "Abren todas las puertas, y atrancan un camión. Básicamente, el robo es aceite envasado y algo que pudieron llevar de bodega", subraya el gerente.
En una almazara pequeña como la de Andrés el robo fue poco sofisticado, pero en otros casos recuerda a una superproducción hollywoodiense, con misiones casi imposibles planeadas al milímetro.
Año 1995, punto de inflexión
30 años del asesinato de Gregorio Ordóñez: cuando ETA perdió el control de la calle con la socialización del sufrimiento
El contextoEn enero de 1995, en la parte vieja de San Sebastián, un terrorista de ETA disparó un tiro en la nuca a un político del partido popular. Era Gregorio Ordóñez. Tenía tan solo 36 años y era el teniente alcalde de la ciudad, y el favorito para convertirse en el próximo alcalde. ¿Por qué ETA le asesinó? ¿Quién fue el autor de ese disparo mortal?