ELLOS SON QUIENES HAN TENIDO LOS RECORTES MÁS FUERTES
Funcionarios, entre la tijera de Rajoy y el prejuicio de la sociedad
En las oficinas del INEM se concentran algunos de los ciudadanos más cuestionados de España. No son los parados, la tijera de los recortes gubernamentales acusa de prescindibles a quienes les atienden: los funcionarios.
Los funcionarios de ventanilla son los más criticados. Alberto lleva 30 años trabajando en la delegación de Moratalaz, en Madrid. Es jefe de área y cobra 1.400 euros al mes. No recuerda un momento tan duro como éste: “Hemos llegado a tener agresiones físicas en las oficinas, de tirar ordenadores porque ellos no ven al ministro, te ven a ti”.
No sólo ha empeorado el ambiente en la oficina, también las condiciones laborales: dos tercios no son siquiera funcionarios, sino interinos o laborales sin plaza fija, es decir, que les recortan igual pero les pueden echar. Además, su sueldo ha caído. La mayoría cobra mil euros al mes. Y además hacen de psicólogos improvisados. "La gente se te echa a llorar y te lo llevas a casa. Te afecta lo pasas mal, el lexatin corre por las oficinas".
El ambiente de trabajo se ha degradado. Y no ayuda nada que los funcionarios hayan sido el principal objetivo de los recortes del Gobierno. En los últimos días, el Gobierno también ha anunciado que recortará el sueldo de los empleados municipales. Pero queda otro recorte todavía más radical. Se destruyen directamente puestos de funcionarios porque se considera que hay demasiados. ¿Pero es esto cierto?
En España hay 2 millones 686 mil funcionarios, casi el 12% de la población activa. Muchos, según el Gobierno, pero no tantos comparado con otros países. Estamos tres puntos por debajo de la media de la OCDE.
El Gobierno ha encontrado la solución para recortar funcionarios con un artículo en la última reforma laboral: cuando a un departamento le quitan el presupuesto, también tienen derecho a quitar trabajadores. Además, la reforma de la administración que está haciendo el Gobierno, ha supuesto más despidos.
Sólo en el primer trimestre de 2013, se han destruido 71.400 puestos públicos. Las consecuencias se ven a pie de calle y en las oficinas. Mesas vacías donde debería haber orientadores para encontrar trabajo.
Lo cierto es que los ciudadanos no perciben estos recortes en personal público como malos. Quizá porque se ha extendido la fama de vago del funcionario.
Las quejas contra los funcionarios también vienen de dentro. Manuel y Guillermo tienen la categoría más alta a la que puede llegar un empleado público. Trabajan en el Ministerio de Fomento y no nos dicen cuánto ganan. Admiten que algo de vaguería sí hay entre los funcionarios.