"Al banco de alimentos viene gente a la que el banco les ha quitado la dignidad de vivir"

Los comedores sociales están llenos de personas que jamás pensaron que acabarían ahí. "A pesar de mi apariencia, solo tengo 200 euros para todos los gastos, si no vengo aquí no vivo" asegura un chico joven.

Lo mismo ocurre con mujeres jubiladas que ven como su pequeña pensión es el sustento de toda su familia. "A mí me da vergüenza, a nadie nos gusta pedir", aseguran.

Desde las cocinas de estos centros cuentan que el número de asistentes se ha multiplicado en los últimos años; han pasado de dar 120 a 600 comidas al día. "La gente viene con hambre y repiten y repiten", asegura una de las cocineras.

Los gerentes de los bancos de alimentos denuncian que más de la mitad de la comida que se produce en Europa se tira: "Aquí viene gente muy digna que ha luchado, ha peleado y en verano se iban de vacaciones. Ahora solo tiene en su mente comer".

La peor cara es la de los niños de esas familias. Cerca de dos millones de niños viven bajo el umbral de la pobreza y cada vez más solo comen una vez al día con un menú lleno de hidratos de carbono y sin proteínas, lo que perjudica su desarrollo.