LaSexta Columna
"Hay que decidir si queremos agricultores familiares que hacen vivir los pueblos o las grandes explotaciones": la tajante reflexión de un investigador del CSIC
La principal consecuencia de que el campo atraiga al capital de grandes inversores mientras que deja de ser rentable para muchos pequeños agricultores es que los pueblos se vacían. Por eso, para Tomás García, hay que elegir entre los agricultores familiares o las grandes explotaciones.
El campo que atrae el capital de grandes inversores ha dejado de ser rentable para muchos pequeños agricultores del pueblo de Aurelio. Y eso tiene una consecuencia directa: su pueblo, en el que todos sus antepasados salieron adelante, San Miguel de la Ribera, poco a poco se va vaciando.
En, 1950 en este pueblo zamorano había 1.000 habitantes, y los felices habitantes de la región competían a ver quién era el que mejor araba. Sin embargo, hoy en San Miguel de la Ribera quedan menos de 300 vecinos, el parque está vacío, ya no quedan colegios, ni apenas niños.
Según la OCDE, la agricultura y la ganadería son la principal fuente de mantenimiento de la población y el empleo en áreas rurales, pero más de la mitad de los agricultores de nuestro país tienen más de 55 años, y son pocos los jóvenes que, como Samuel, deciden quedarse en la tierra en la que crecieron. Se trata de valientes que para vivir del campo se ven obligados a seguir comprando tierras, ya que "los márgenes de beneficios son muy pequeñitos".
"Tenemos que decidir si queremos agricultores familiares que hagan vivir los pueblos y que sean un entramado vivo para el medio rural, o si queremos una agricultura de grandes explotaciones muy mecanizadas donde habrá mucho menos dinamismo en el territorio", afirma de forma tajante Tomás García, investigador del CSIC, a lo que añade: "Es una opción política".