Carmen López, su madre murió por COVID-19: "El estado previo de precariedad en las residencias hizo inviable afrontar la pandemia"

La madre de Carmen se contagió de coronavirus en la residencia. Un mes después, murió sola en el hospital. "La muerte puedes asimilarla, pero sin despedida es realmente duro y antinatural, sin haber podido cogerles de la mano, sin haberles podido ver...", relata emocionada a laSexta Columna.

Carmen cree que la precariedad de la residencia influyó en la gestión de la pandemia: "Las residencias no han actuado correctamente en esta pandemia, pero es que el estado previo de precariedad en el que se encontraban ha sido inviable para afrontarlo".

Aralia, la empresa gestora, sólo ha contestado a las preguntas del programa vía email. Asegura que "la situación previa era correcta, conforme al Pliego de Prescripciones Técnicas de la Comunidad de Madrid". Sin embargo, Carmen no está de acuerdo. "Los ratios de personal son insuficientes, están obsoletos y normalmente no se cumplen. Las residencias son un negocio para las empresas", afirma ante las cámaras.

En España hay más de 370.000 plazas en residencias de ancianos. Más del 80% de esas residencias las gestionan empresas privadas; incluso cuando la titularidad de la plaza es pública, la gestión suele no serlo.

"La concertación de plazas en las residencias se guían básicamente por un criterio de precio y ese precio es bajo. Una vez que reciben la adjudicación, su objetivo es maximizar sus beneficios. Ahorran en todo lo que se les ocurre", explica el periodista Manuel Rico. "Se garantiza el ahorro de las administraciones y el beneficio de las empresas, pero no el bienestar de los mayores", añade Miguel Vázquez, presidente de PLADIGMARE.

"Mi madre ha estado tres días muerta en la cama de la residencia"

Lucía, la madre de Aurora, murió con 78 años; Antonia, la madre de Marimar, con 90. Ambas estaban en la misma residencia de Alcorcón y no fueron trasladadas al hospital. "Imaginaos el sufrimiento de estar ahogándote y no tener a sus hijos. Lo peor es que ha estado muerta tres días en la cama sin que nadie fuera a recogerla", relata entre lágrimas. Tanto Aurora como Marimar han presentado ya una querella. Creen que en la Comunidad de Madrid tienen que depurarse responsabilidades.