"Érase una vez una familia feliz. Un hombre, una mujer y un hijo. Un día la mujer fue asesinada"

Dentro de dos días Asunta cumpliría 13 años. Cuando con nueve meses aterrizó en Santiago llegada desde China, empezó a llorar. Durante 20 días sólo se pudieron acercar a ella sus padres. Desde entonces fue la niña alegre, cariñosa y muy familiar que todos describen. "Su integración fue perfecta", afirmaba su madre.

Fue la primera niña china adoptada en Santiago. En su corta vida, Asunta fue una hija idílica. Estudiaba en este instituto que esta semana lloraba su muerte. "Muy buena compañera y muy querida por los compañeros", afirma una de las madres del centro.

Sus grandes dotes la habían adelantado un curso. Asunta era prodigiosa. Con doce años hablaba tres idiomas, practicaba ballet y era una virtuosa del violín.

La escritura era otra de sus pasiones. De hecho, tenía un blog en inglés. En él sólo hay una entrada, un microrrelato que sorprendió a los investigadores: "Érase una vez una familia feliz. Un hombre, una mujer y un hijo. Un día la mujer fue asesinada".

De esa misteriosa muerte escribía justo el mes que murió su abuelo, siete meses después de que su abuela apareciera muerta.

Aunque al final el texto era un trabajo escolar, la instantánea de una familia feliz destruida por la muerte y la venganza podría parecerse mucho a su propia historia.