UNA INFLACIÓN GALOPANTE Y CIFRAS DESORBITADAS DE PARO

Viajamos a 1977, un año de grandes retos

Les proponemos un viaje en el tiempo. Estamos en 1977. Imagínense que retrocedemos 36 años atrás. Hagan un ejercicio, concéntrense y prepárense para la vuelta de los pantalones de campana, de las camisas de cuadros, de la peseta y de la música de Raffaella Carrá. Y ¿todo esto por qué? Porque van a ver ustedes cómo en aquella época se vivió en España una crisis similar a la que ahora travesamos, y hasta ahí puedo leer. Sin más, retrocedamos...

1977. Una joven Raffaella Carrá era el icono de la música. El guateque, el plan de moda y el Bingo por fin era legal. Vaqueros con campana y camisas anchas de cuadros eran los looks punteros del momento. La barba y las melenas, el peinado entre las filas del progresismo.

'La Guerra de las Galaxias', 'Fiebre del sábado noche', o 'Mazinger Z' se colaban en las carteleras. Un decreto acababa ese año con la censura cinematográfica, dando la bienvenida a 'El último Tango en París'.

El anuncio de Freixenet de Liza Minnelli felicitaba por primera vez las navidades a los españoles. Solo se emitían 31 minutos de publicidad al día.

En Eurovisión quedamos en el noveno puesto con la canción 'Enséñame a Cantar' de Mickey. En televisión, los rostros populares eran José María Iñigo o una Mercedes Milá dedicada a la política por aquel entonces. En la prensa del corazón, algunos rostros de la farándula contraían matrimonio ese año. Entonces, las mujeres se casaban entre los 20 y los 25 años.

El Seat 128 y el Citroen CX eran los modelos icónicos y sólo uno de cada seis ciudadanos tenía coche. Aquel año fue especialmente querido para los rojiblancos. El Atleti ganaba La Liga y el Betis la Copa del Rey. Severiano Ballesteros y Ángel Nieto eran nuestras jóvenes estrellas del deporte.

Mientras en esto despuntábamos, en algunos aspectos no teníamos la misma suerte. El terrorismo de los GRAPO y ETA sembraba el pánico. Además, el 24 de enero, un grupo de ultraderechistas asesinaba a 5 personas en la famosa Matanza de Atocha. No fue la única tragedia en aquel año. España sufrió la peor catástrofe aérea de la Historia cuando 583 personas perdieron la vida en un accidente en Tenerife.

Económicamente tampoco atravesábamos la mejor época. La inflación anual era del 30%, mientras que ahora está en 2,6%. Una barra de pan costaba entre 9 y 7 pesetas frente a los 60 céntimos que cuesta ahora. Los periódicos de aquella época apenas llegaban a las 15 pesetas, y ahora no baja de las 166, es decir 1 euro.

La vida del 80% de los ciudadanos en la década de los 70 estaba exenta de grandes lujos. Un directivo de banca cobrara unas 92.000 pesetas mensuales, mientras que ahora entre bonus y demás puede cobrar los 4.000 o 5.000 euros. El salario mínimo interprofesional en el 77 era de 13.200 pesetas, y ahora, 36 años más tarde está en 635 euros. Los billetes también han dado un salto considerable. En 1977 el billete de 5.000 pesetas era el de más valor, y ahora en cambio es el de 500 euros.

Aquel añorado 77 también dio mucho de sí a la Monarquía. Juan de Borbón renunció a sus derechos históricos para dar paso al que es hoy Rey de España: don Juan Carlos. El joven monarca llegó en el momento histórico y político más complicado de nuestro país.

Recién salidos de una dictadura, los españoles por primera vez acudían masivamente a votar a sus representantes en las nuevas Cortes Constituyentes un 15 de junio. Nada volvería a ser igual. Cuatro grandes políticos trataban de hacerse hueco en el panorama político. Alianza Popular con Manuel Fraga, UCD con Adolfo Suárez a la cabeza, el Partido Comunista con Santiago Carrillo y los socialistas con un jovencísimo Felipe González. Aquellas elecciones dieron la victoria a Suárez que junto a sus 9 ministros juró el cargo ante el Rey.

El primer jefe del Gobierno se encontraba con España resquebrajada por el Franquismo. Tenía dos grandes retos: atajar la crisis económica agravada desde el 73 por la crisis del Petróleo, y sentar unas bases para elaborar la famosa Constitución. En sus tres primeros años de gobierno, era urgente adoptar una política económica que contuviera la galopante inflación del 47%, y las cifras desorbitadas del paro y del déficit público.

Atrás quedaban 40 años de franquismo y por delante, un largo recorrido cargado de vaivenes.

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