Lleva siempre cuatro inyecciones de adrenalina

Desde picor de lengua hasta dejar de respirar: una alérgica relata a Alberto Chicote los síntomas de las reacciones anafilácticas

Tener una alergia alimentaria te condiciona la vida. Es el caso de Lidia, alérgica a la proteína de la leche, que hace mucho tiempo que dejó de tener la liberta de sentarse en cualquier sitio a comer. Ella ofrece su testimonio a Alberto Chicote.

Alberto Chicote y el equipo de ¿Te lo vas a comer? se reúnen con Lidia en la madrileña Plaza de España. Ella es alérgica a la proteína de la leche de vaca y sus reacciones son anafilácticas y no alérgicas, explica al chef. "Más o menos tengo dos al año", cuenta. La joven enseña su "kit de supervivencia", con cuatro inyecciones de adrenalina. "Porque te tienes que pinchar una cada 5 minutos". Así, tiene 20 minutos de margen para poder llegar al hospital.

"Yo no me he puesto mala nunca por beberme un vaso de leche. Siempre es por trazas que tienen los alimentos que consumo. La última que tuve fue con una ensalada de tomate, lechuga y cebolla y me puse mala después. Creo que fue porque quien la hizo manipulaba también queso y debía haber trazas".

Lidia enumera todos y cada uno de los síntomas que experimenta su cuerpo ante las reacciones anafilácticas. "Lo primero que notas es que te pica la boca. Es un radar bastante rápido. Te pican los brazos, salen habones, te duele el estómago...", a los que se suman los vómitos y las diarreas. "Lo más limitante es que dejas de respirar", relata.

"Dejar de respirar es incompatible con la vida", sentencia Alberto Chicote.

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