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BLUME ES UN CLON DE TINDER QUE DESENMASCARA A FARSANTE
Se llama Blume y quiere resolver el principal problema de Tinder y las demás aplicaciones de ligue, en las que nunca sabes si la persona que está al otro lado es quien dice ser. Nada de perfiles falsos o mejorados con Photoshop.
El miedo a ligar por internet ya está del todo superado. De hecho, la tradicional labor de Cupido se ha convertido en algo trivial que realizamos de forma masiva deslizando un dedo. A la izquierda, flechazo; a la derecha, calabazas. Cincuenta millones de personas han probado ya el 'fast food' del romanticismo que llamamos Tinder.
La cifra podría ser mayor si no hubiera una pega que, hasta ahora, ha sido inseparable del negocio digital del 'dating'. Nunca sabes con certeza quién está del otro lado. El chico alto y rubio con ojos azules y pasión por los delfines que parece saludarte podría ser en realidad un pervertido bajito y deleznable con la cara llena de granos (que también tienen derecho a ligar, qué duda cabe). Por eso, entre otras cosas, mucha gente – mujeres sobre todo – se resiste aún a dar el paso.
Con la idea de acabar con los farsantes nace Blume; el enésimo clon de Tinder, sí, pero esta vez con una vuelta de tuerca sugerente. Antes de que se produzca el 'match', sabrás con certeza si a tu candidato a media naranja se le fue la mano con el Photoshop o, directamente, se estaba haciendo pasar por quien no era.
Nacida en Copenhague (Dinamarca), sus creadores la definen como “la aplicación de citas honesta”, que lucha contra la suplantación de identidad con un arma de lo más contemporánea: los (dichosos) 'selfies'.
Funciona básicamente igual que Tinder, mostrándote perfiles de usuarios que están cerca de ti (la distancia y la franja de edad también se pueden configurar) para que decidas de un vistazo si estás interesado en conocerlos o prefieres pasar al siguiente.
La diferencia es que si dos personas se gustan mutuamente, el 'match' no es automático. Ambos tendrán que echarse un 'selfie' con la cámara frontal del móvil (obviamente, no vale sacarlo de la galería) para demostrar que no hay trampa ni cartón en sus perfiles.
Cuando los potenciales protagonistas de un romance han cumplido con su autorretrato, es hora de verse las caras. Cada uno tendrá siete segundos para analizar el 'selfie' de su pretendiente y decidir si está a la altura de sus exigencias. Si ambos dan luz verde, ahora sí, tenemos 'match'. En cualquier caso, los 'selfies' se autodestruirán como en Snapchat.
Superado con éxito el intercambio de autofotos, llega la hora de las palabras. El hielo ya está roto. Junto al 'selfie', los aspirantes a Romeo y Julieta habrán dejado una primera frase que abrirá la conversación. Los creadores de Blume recomiendan que sea creativa: “Escribe algo original en los 'selfies'”. El ingenio, en este caso, es lo que cuenta.
Gracias a este truco, según los responsables de la 'app', el 65% de los usuarios que consiguen un 'match' terminan conversando. Es más fácil arrancar que en Tinder porque ya tienes algo de que hablar. “Oye, menudo póster tienes colgado en la pared del cuarto”, dice ella. “Pues a mí me ha encantado tu colchón de Hello Kitty”, responde el hipotético aludido.
Superado el trámite de la verificación de identidad, los usuarios también pueden acceder al perfil completo de su potencial pareja. Antes solo podían ver una foto; ahora, hasta seis. También se incluye una breve descripción y una lista de intereses.
A la hora de seleccionar las fotos (que no el 'selfie') que les representarán en esta aplicación de citas, los usuarios tendrán que recurrir, igual que en Tinder, a las que hayan compartido previamente en su perfil de Facebook. Será la cuenta en esta red social la que utilicen para registrarse en Blume, de nuevo para complicar las cosas a los que pretendan maquillar la realidad.
Como prevención adicional, las capturas de pantalla están prohibidas. La primera vez que alguno de los interlocutores intente sacar un pantallazo recibirá una amonestación (dos horas sin acceso). Si vuelve a intentarlo, su cuenta se suspenderá una semana. El plazo se alargará a un mes al tercer conato y el cuarto, si lo hubiera, supondrá la expulsión definitiva.
En junio, Blume dio sus primeros pasos en Dinamarca, Suecia y Noruega, superando rápidamente los 20.000 usuarios; y acaba de dar el salto a los mercados británico y estadounidense. Su modelo de negocio, que recuerda al de redes sociales como Tuenti, se basa en contratar a embajadores que promuevan la aplicación en campus universitarios por todo el mundo.
De momento solo está disponible para iOS, aunque la versión para Android también está en camino y ya puedes dejar tu correo para que te avisen cuando vea la luz. Abstenerse menores, eso sí: la 'app' solo permite entrar a los que tengan (o digan tener, que esto no se comprueba con un 'selfie') más de 18 años.