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CONFIRMADO: LOS CHICOS LO TIENEN MUY DIFÍCIL
Sólo un 20% de los usuarios varones de Tinder, guapos ellos, compiten entre sí por la atención del 78% de las féminas. Son la élite de la app de ligue. El resto de los hombres deben conformarse con una probabilidad de 1 entre 115 de gustarle a alguna chica en la app.
Un reciente estudio ha confirmado lo que muchos usuarios de la app más popular para ligar ya sospechaban: que los muy guapos acaparan la atención de casi todas las mujeres y hacen que para el resto (la enorme mayoría) sea complicado competir. Por el contrario, las chicas no demasiado atractivas lo tienen bastante más fácil.
Concretamente, el 80% de los usuarios varones de la aplicación conforman el grupo de los menos agraciados, que compiten entre sí por el 22% de las mujeres que podríamos considerar las menos deseadas. Poco equilibrado. Al mismo tiempo, el 78% de las mujeres (las abundantes guapas de Tinder) rivalizan por el grupo de privilegiados varones más atractivos: ese 20% que restaba, al que pertenecen los auténticos donjuanes del siglo XXI.
Se ve mucho mejor con un gráfico: la parte azul representa los escenarios en que a una chica es más probable que le guste un chico en la aplicación. Muy pocos. El área rosa, las situaciones en que es más probable que a un hombre le guste una mujer. Muchísimas.
Es fácil observar que la curva no decae de forma progresiva (cuanto más feo, menos 'matches'), sino que lo hace de golpe a partir del ya citado 20% de apolíneos acaparadores. En definitiva, es un 6,2% más probable que a un usuario varón le guste una fémina de Tinder que a la inversa.
Si esta desigualdad ya es tremenda, el siguiente dato es todavía más desalentador: resulta que, en base a los datos, un hombre de atractivo medio gusta sólo al 0,87% de las usuarias de Tinder o, lo que es lo mismo, a 1 de cada 115. Mínimas posibilidades.
Bienvenido a Tinderland
Y te preguntarás, ¿cómo se mide ese atractivo para saber si yo estoy en la media? Pues los autores del estudio han desarrollado una fórmula que puedes emplear. No será la oficial de Tinder, pero es una muy buena estimación de lo cerca o lejos que estás del éxito en la app de ligue.
Para llegar a estas conclusiones, el autor del estudio ha decidido tratar Tinder como si fuera la economía de un país. Por ende, ha utilizado los mismos dos indicadores que los economistas emplean para comparar el reparto de la riqueza entre naciones: la curva de Lorenz y el coeficiente de Gini.
La primera es muy sencilla: mide la proporción de la riqueza total que corresponde a las capas más bajas, de forma que una línea recta formando un ángulo de 45 grados en el gráfico implicaría la igualdad y una curva implica mayor desigualdad a medida que se va hundiendo. Si comparamos la economía de los 'likes' en Tinder con la estadounidense, pasa esto:
Es obvio que la desigualdad en Tinder es mayor. Si queremos cuantificar en qué medida, debemos recurrir a la segunda métrica. El coeficiente de Gini va del 0 al 1, representando 0 la igualdad total (todo el mundo tiene lo mismo) y 1 la mayor desigualdad (una persona se lo queda todo y los demás no tienen nada).
Utilizando este baremo, la app de dating' sale muy mal parada: si se compara su coeficiente (0,58) con el de 162 países de todo el mundo, la desigualdad es mayor en Tinder que en el 95,1% de ellos. Sólo Angola, Haití, Botsuana, Namibia, Comoros, Sudáfrica, Guinea Ecuatorial y las Seychelles son más injustas (aunque, obviamente, las implicaciones son muy diferentes). Se ve mejor en este gráfico:
La buena noticia para los varones es que ahora, si ligan poco o nada a través de esta app, tienen una buena excusa. No deben sentirse mal ni pensar que son los únicos. Ni siquiera significa que son feos: pueden estar por encima de la media en atractivo y aún así quedarse fuera de ese 20% de guaperas de Tinder que se llevan de calle a las mujeres.
La otra buena noticia es que resulta mucho más sencillo probar suerte en una app que en una discoteca. Si tienen una probabilidad de 1 entre 115 de gustarle a alguna chica, sólo tienen que arrastrar hacia la derecha compulsivamente y esperar a que la flauta suene. El tiempo invertido no es gran cosa y se ahorra mucho en copas. ¿Será por eso que Tinder yiene tanto tirón entre los hombres aunque la mayoría no se coman un rosco?