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UN FALLO EN FAMILY LINK
Google se ha puesto en serio con el tema del control parental en su sistema operativo, pero su nueva aplicación hace aguas cuando se cumplen los 13 años.
Es una pregunta que trae de cabeza a un montón de padres ¿a qué edad se le puede dar un smartphone propio a un niño? Desde pequeños crecen viendo contenido en los de los padres, pero algún día querrán uno en exclusiva... El problema es que la idoneidad de hacerlo depende de la madurez, y para eso no hay una edad fija.
Family Link es un sistema de Google para administrar los Android de los niños, aunque sólo se puede usar en Estados Unidos y bajo invitación desde una web. Su creación supone un gran paso para acortar distancias con los iPhone, que son bastante superiores en controles parentales, a pesar de que su uso sea menor que los Android.
El software todavía está en desarrollo y a la espera de las opiniones de los padres que ya lo están usando, pero pinta bastante bien. Sin embargo, Google ha elegido que su herramienta sólo esté disponible para menores de 13 años, porque es la edad a partir de la cual la ley federal de Estados Unidos permite recolectar datos de menores sin la aprobación paterna.
Y eso a efectos prácticos es inútil, porque a partir de ese momento se pueden saltar todas las restricciones de un golpe. Mientras tanto, en iOS puedes mantener las restricciones a los pequeños de la casa hasta la edad que consideres oportuno.
Así funciona
Desde la app puedes crear cuentas a tus hijos con su nombre y fecha de nacimiento. Luego hay que instalarla en el otro terminal, momento en el que se abre para los padres todo un abanico de opciones.
Así, puedes seguir la ubicación del niño o aprobar y rechazar las aplicaciones que intente descargar, dos puntos muy importantes para la seguridad real y virtual. También se pueden crear filtros para diverso contenido en Chrome, aunque esto no le deja a salvo ya que alguna web con contenido nocivo puede burlar el sistema.
Lo más interesante son los informes semanales de uso, que te pueden dar una idea de las debilidades u obsesiones de algunos jovencitos, pudiendo bloquear temporalmente algún juego o app que utilicen demasiado.
También controlar el tiempo que la pantalla está activa, que sirve para ponerle un máximo de horas de uso diario e incluso las horas a partir de las cuales no pueden usarlo. Al hacerlo, no se queda totalmente fuera de servicio, ya que pueden seguir llamando a los padres o a los servicios de emergencia, pero sí se bloquea lo demás. Poco antes de que se bloquee el terminal, reciben una notificación con el aviso... y seguramente sea más efectivo que las advertencias vagas de algunos padres.
El problema, según Google, es que a partir de los 13 años parece que todo el monte es orégano y ya pueden acceder a todas las apps y contenidos. Algo que, sin lugar a dudas, tendrán que mejorar porque nadie conoce mejor a un hijo que sus padres -ni siquiera Google-.