La nueva interfaz de WhatsApp llega a Android
Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
¿FIN DE LAS PUERTAS TRASERAS?
Tras los últimos atentados, la Unión Europea se ha planteado que debería ser mucho más fácil para las fuerzas de seguridad obtener datos de la actividad de un sospechoso en WhatsApp, Facebook y Google, en un giro que muchos pueden ver como un recorte de la privacidad.
Sin embargo, eso no significa dar barra libre o abrir la puerta trasera para espiar nuestras comunicaciones, según las aportacione al proyecto del nuevo reglamento sobre privacidad y comunicaciones electrónicas por parte de un comité de libertades civiles del Parlamento Europeo.
Según dichas recomendaciones, se tendría que requerir el cifrado de extremo a extremo de las comunicaciones siempre que sea posible. Esto quiere decir que los mensajes se envían encriptados desde el origen y únicamente se desencriptan en el dispositivo del destinatario, poniendo difícil la interceptación de estos durante su trayecto.
A esto último se le suma la prohibición de las llamadas 'puertas traseras', por donde se puedes colar las autoridades de forma casi garantizada y opaca. La UE quiere garantizar “la confidencialidad de los datos personales” y estos subterfugios debilitan la privacidad, además de suponer una brecha de seguridad por donde se pueden colar también ciberdelincuentes.
La propuesta tiene que ser aprobada por el Parlamento y revisada por el Consejo Europeo, por lo que es probable que se suavice cuando pasen las enmiendas. Pero el texto de la recomendación es claro: “La información no puede ser revelada a nadie más que a las partes implicadas en la comunicación (…) Este principio de confidencialidad debe aplicarse a los medios actuales y futuros”.
El comité del Parlamento Europeo considera que nuestras experiencias personales, preferencias sexuales, puntos de vistas políticos e información médica deben permanecer resguardadas porque su divulgación podría provocarnos “daños personales y sociales irreparables”.
Además, la institución va más allá de los mensajes, ya que incluye los metadatos: “Números de llamada, sitios web visitados, ubicación geográfica, fecha y duración de las comunicaciones...” entroncan estos derechos, según recoge el texto, con la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de expresión.
El problema estaría con países como el Reino Unido que, aunque está en pleno 'brexit', no es muy amigo de la encriptación de las comunicaciones, ya que sus leyes piden que las empresas eliminen la protección “cuando sea necesario”. No obstante, sería un poco raro que todas las empresas estén obligadas en Europa a cifrar su tráfico y que en las islas quedara un resquicio abierto al espionaje oficial de nuestras conversaciones de WhatsApp.