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LA STARTUP, ANTE UN COMPLICADÍSIMO 2017
Corren malísimos tiempos para Uber, a quien le están cayendo un sinfín de críticas que no parece que vayan a acabar fácilmente.
Es una de las compañías tecnológicas en mayor auge de todo el mundo, con una valoración que rondaría los 69 billones (sí, has leído bien, billones) de dólares. Sin embargo, actualmente Uber sufre una de las mayores crisis de imagen de toda su historia.
Sólo llevamos dos meses y pico de 2017, pero han sido suficientes para que acabe surgiendo #DeleteUber (que empezó como una protesta de tintes políticos), la campaña que insta a los usuarios a desinstalarse la aplicación de sus teléfonos móviles. Y no, en esta ocasión no tiene nada que ver con las quejas de los taxistas ni sus posibles litigios judiciales.
Pero, ¿qué ha pasado exactamente? ¿Por qué ahora tanta gente odia a Uber? Los problemas pueden resumirse en cinco puntos:
1. Sexismo
El fundador y CEO de la compañía, Travis Kalanick, nunca ha sido precisamente un gran defensor del feminismo y la igualdad de las mujeres en el ámbito laboral. Ya lo demostró en 2014 cuando, en una entrevista para la revista GQ, se refirió a su compañía como 'Boob-er' ('boobs' se podría traducir como 'tetas'). ¿La razón? Según Kalanick, su éxito empresarial le había granjeado un tremendo éxito entre las mujeres.
Pero no ha sido el único caso. La ingeniera Susan Fowler, exempleada de la compañía, publicaba hace tres semanas un artículo relatando la supuesta discriminación que había vivido como mujer en la empresa. Entre esa discriminación, Fowler hablaba de diversos abusos y situaciones de acoso sexual que le hicieron abandonar la empresa.
2. Vigilancia policial
Con esto no nos referimos a que Uber esté siendo vigilada por la Policía, sino precisamente lo contrario. Se supo hace poco: según The New York Times, Uber lleva tiempo usando Greyball, una aplicación que permite vigilar los movimientos policiales y a sus propios usuarios.
Gracias a esta app, Uber localizaba a sus usuarios y buscaba sus perfiles en redes sociales. ¿Su objetivo? Ver si se trataba de agentes gubernamentales, policías o algún otro tipo de funcionarios del Gobierno de Estados Unidos. La compañía empezó negando tajantemente ese punto, pero al final lo ha tenido que reconocer y ha prometido que dejará de usarla.
3. Feudalismo digital y abusos
Tampoco es que los propios conductores de la aplicación estén demasiado contentos con la empresa tecnológica ni satisfechos con sus políticas. A día de hoy, hasta siete sindicatos de conductores se han levantado contra la startup, a la que acusan de maltratar –financieramente hablando– a los conductores de sus vehículos.
Además, hace pocos días Travis Kalanick fue grabado por uno de estos conductores, que le afeó la bajada de precios de Uber. La respuesta de Kalanick no fue especialmente buena: discutió enérgicamente con su conductor y acabó dando un portazo.
4. Cierre de sedes
Uber cada vez tiene más empleados, pero el ánimo de muchos de ellos no está para tirar cohetes. El primer revés sufrido por la compañía de coches con chófer tuvo lugar en China, donde acabó cerrando su sede, entre otras cosas por su incapacidad para hacer frente a sus competidores.
Pero ahora el premio gordo ha caído en otro sitio: según asegura la revista Fortune, la división de Silicon Valley de la compañía está valorando muy seriamente la posibilidad de abandonar la compañía y cambiar de empleadores.
5. 3.000 millones en pérdidas
Decíamos antes que Uber es una de las compañías tecnológicas más golosas para el mercado inversor, pudiendo alcanzar una valoración financiera de más de 69 billones de dólares. Sin embargo, en el otro puesto de la balanza sigue habiendo problemas.
Y es que, a día de hoy, Uber sigue perdiendo cerca de 3.000 millones de dólares cada año. Y no es que a la compañía le falte dinero, ni muchísimo menos, pero cada vez son más los que aseguran que las proyecciones económicas de Uber son pura fantasía.