¿Qué es ChatGPT y cómo lo puedes usar ahora en WhatsApp?
Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
¿CUÁL DE LOS DOS ES MEJOR?
Nike o Adidas, Breaking Bad o The Wire, Pepsi o Coca-Cola, Batman o Superman, Stark o Lannister, Beatles o Rolling... La vida está llena de decisiones con las que nos definimos y en el sector tecnológico, más. Ya hemos visto varias batallas entre algunos de los teléfonos del momento, pero ahora toca lo importante: la aplicación desde la que mandar imágenes de gatitos a tus amigos.
Y es que con el móvil lanzas pájaros contra cerdos, aplicas filtros a las fotos de tus pies, tuiteas filosofía de vida en 140 caracteres (o el último capítulo de Amar es para siempre, lo mismo da), pero al final lo que más haces es hablar. Eso sí, no por teléfono, sino con una app de mensajería. La duda es ¿es mejor WhatsApp o Telegram?
La respuesta corta es simple: Telegram. No es que sea mejor, es que WhatsApp es peor. Se cae más, es menos segura y tiene menos opciones. La buena noticia es que con la competencia que han supuesto los telegramas se han puesto un poco las pilas y ya permiten, por ejemplo, ocultar la última hora de conexión o la imagen de perfil.
A nivel de diseño no hay mucha diferencia, aunque Telegram tiene un aspecto algo más limpio, con más espacio libre. En cualquier caso, por fuera son prácticamente idénticas; las diferencias se encuentran por dentro.
La estrategia de Telegram parece haber sido ver exactamente qué pedían los usuarios de WhatsApp y dárselo. Así, por ejemplo, tiene la opción de enviar mensajes que se autodestruyen pasado un tiempo (aunque para eso hay que abrir una conversación secreta, así que cuidado con confiarse en un chat normal). Se elige el tiempo que debe permanecer con vida y una vez que se ha abierto la conversación (es decir, cuando el programa considera que se ha leído la frase) comienza la cuenta atrás.
¿Útil? Muy poco. Si eres un espía y utilizas Telegram estás más cerca de Mortadelo que de James Bond. Ahora, puede ser la solución perfecta si eres de los que escribe a su ex con tres copas de más. Escribirás igualmente, pero al menos no tendrás que leerlo a la mañana siguiente, que ya es algo.
La otra gran ventaja es que hay varias aplicaciones de escritorio. Telegram es mucho más abierto y esto permite que los desarrolladores puedan trabajar con la aplicación. De hecho, solo hay dos aplicaciones oficiales (la de iOS y la de Android), pero las no oficiales permiten usar el programa en Windows, Windows Phone, Mac o Linux, ya sea a través del navegador o el propio escritorio. El futuro era volver al Messenger.
WhatsApp, por su parte, es un poco como Facebook (de hecho, es Facebook). Tiene mucho que mejorar, pero llegó con tanto tiempo de sobra que no le hace falta correr mucho. A pesar de ello, lo hace; pero a su ritmo. La billetera de Mark Zuckerberg es su principal activo, pues si no puede comprar talento (que puede), al menos se utilizará para comprar servidores. Y cuando procesas 64.000 millones de mensajes en un día, no vienen mal.
También hay que tener en cuenta que llegar antes no solo da la base de usuarios que ha permitido que se imponga hasta ahora (recordemos que hace poco más de un año Telegram se llamaba Line y los mensajes secretos eran pegatinas de pago). La experiencia obtenida hace que los fallos sean a gran escala, pero no a pequeña.
Por ejemplo, el sistema de envío de archivos es mucho más completo en WhatsApp, mientras que su rival no corrigió hasta su última actualización el hecho de que las imágenes se enviaran con solo pulsar sobre ellas, sin un paso de confirmación. Es decir, que los mensajes podían ser secretos, pero al mandarle una foto del viaje a la playa con tus amigos a tu madre había que tener mucho cuidado para pulsar la de antes y no la de después.
Así pues: ¿WhatsApp o Telegram? Lo mejor es que hagas lo que todo el mundo: bájate Telegram y hazte a la idea de que vas a usar WhatsApp.