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¿LO SABÍAS?
Los múltiples beneficios que el agua con gas puede otorgar a la salud contrastan con la mala fama que esta tiene en España.
Si se cogiera a un gran público y se le preguntara cuál es su bebida favorita, probablemente el agua con gas no sería la más votada. Quizá la mala fama con la que cuentan las bebidas con gas pueda influir, ya que un gran sector de la población considera que las bebidas carbonatadas no tienen un buen efecto en la salud.
En este caso en concreto, el agua con gas no solo no es mala, sino que hasta puede tener efectos positivos para el cuerpo. De hecho, el agua con gas es una bebida muy frecuente en otros países, a diferencia de España, donde no termina de calar. Al ser una variación del agua normal, hidrata igual de bien. Incluso puede llegar a aportar un poco más, puesto que el agua con gas por lo general cuenta con una mayor concentración de minerales.
También puede llegar a ayudar a mejorar la primera etapa de la digestión, también conocida como deglución. El agua con gas es útil para hacer que el paso de los alimentos del esófago hasta el estómago sea más fluido, y además, el gas puede hacer que la sensación de no tener más hambre llegue antes.
Y no solo ayuda en la ingesta de alimentos, ya que, las diferencias en composición con respecto al agua normal hacen que su pH sea diferente, participando en la prevención en la aparición de cálculos renales. Esto se consigue gracias a que sus minerales se encargan de disolver los restos que los riñones acumulan y que a la larga pueden pasar factura. Por lo tanto, la mala fama del agua con gas no solo no está justificada, sino que, además, todos estos beneficios hacen que sea incluso mejor opción en algunas ocasiones que el agua normal.