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DE 1,2 KILÓMETROS
Los hallazgos revelan nuevos conocimientos sobre la composición del manto, la geología profunda de la Tierra y las condiciones implicadas en los orígenes de la vida.
Hasta ahora, el pozo superprofundo de Kola, ubicado en Rusia, se consideraba el más profundo del mundo, con una profundidad de 12.262 metros, superando la profundidad de la fosa de las Marianas y la altura del monte Everest. El pozo, excavado por los soviéticos en los años 1970, reveló hallazgos inesperados para la ciencia, como la presencia de agua líquida a profundidades inesperadas y fósiles microscópicos de organismos marinos unicelulares con una antigüedad de 2.000 millones de años. Pero en 2005 se selló y nunca más volvió a investigarse a una profundidad similar.
La pregunta obvia es ¿por qué perforar? Las profundidades del planeta son más desconocidas que el espacio. Y allí se esconden los secretos de los riesgos geológicos como terremotos y erupciones volcánicas, los cambios ambientales en el pasado (y su equivalencia en el futuro), la respuesta a cuántos recursos geológicos (como la energía geotérmica) tenemos y cómo explotarlos. O cómo evolucionó el planeta y la vida en él. Pero no es tan fácil como parece.
Nuestro planeta tiene varias capas que difieren en extensión y composición. La corteza, los mantos (superior e inferior) y los núcleos (externo e interno). El examen de la composición y la dinámica del manto superior de la Tierra (la capa más grande del interior de la Tierra) puede revelar sus efectos biológicos, geológicos y químicos en los océanos. Sin embargo, está situada entre 6 y 70 kilómetros por debajo de la superficie de la Tierra y su estudio es complicado, pero no imposible.
A lo largo de la dorsal mesoatlántica del Atlántico norte (una cordillera que recorre este océano), el movimiento de las placas tectónicas acerca las rocas del manto al fondo del océano y nos permiten analizarlas, pero se necesita más información. Y la perforación es la mejor opción.
Y eso es lo que ha hecho un equipo de científicos de la Universidad de Cardiff liderados por Johan Lissenberg: una perforación de 1268 metros de longitud, que batió récords y ha proporcionado una visión mineralógica profunda y detallada del manto oceánico. Los hallazgos, publicados en Science, revelan nuevos conocimientos sobre la composición del manto, la geología profunda de la Tierra y las posibles condiciones biogeoquímicas implicadas en los orígenes de la vida.
Para la ciencia también es importante comprender el funcionamiento del manto de la Tierra para comprender detalles importantes del sistema terrestre, incluido el magmatismo terrestre, la formación de la corteza y el ciclo de elementos entre el interior del planeta, la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera. El problema es que gran parte de lo que se sabe se basa en rocas extraídas del fondo del océano, sin embargo, estas muestras a menudo carecen de un contexto geológico crítico y están sujetas a la presión de las profundidades y por eso, nuevamente, se necesita perforar para comprender mejor nuestro planeta.
El equipo de Lissenberg ha realizado una perforación casi continua de 1268 metros de largo del manto abisal de la dorsal mesoatlántica. Este detalle es importante ya que el pozo Kola podía ser más profundo, pero no era continuo, más bien se trataba de un árbol de navidad, con diferentes ramas. Esto hace que el "pozo de Lissenberg" sea especial.
El núcleo de perforación se recolectó en 2023 durante la Expedición 399 del Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP), de una región hidrotermalmente activa llamada Macizo de la Atlántida.
Uno de los hallazgos más interesantes que realizaron los autores es el de fragmentos de rocas gabroicas, un tipo de roca que se forma a partir de un enfriamiento lento, a gran profundidad y en grandes masas, del magma. Es decir, son rocas que esconden lo que ocurre en las profundidades del planeta. Pero no solo eso, las rocas gabroicas, descubrió el equipo de Lissenberg, también desempeñan un papel inesperado en las chimeneas hidrotermales, un lugar que podría ser el origen de la química prebiótica puede haber llevado al desarrollo de la vida en la Tierra primitiva… pero también en otros cuerpos planetarios.
"Décadas de muestreo del fondo oceánico mediante dragado han pintado un panorama mineralógico aproximado del manto – explica Eric Hellebrand, de la Universidad de Utrecht, en un comunicado sobre el estudio -. Sin embargo, cada nueva misión de perforación revela vistas sorprendentes del manto y la formación de la corteza oceánica. Los proyectos de perforación más ambiciosos revelarán piezas importantes para comprender los efectos biogeoquímicos del manto oceánico".