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METEORITO DE SYLACAUGA
La roca, de unos 30 centímetros de diámetro, causó un gran hematoma a la estadounidense. Es el único registro que se tiene de un impacto de meteorito sobre una persona directamente.
Muchos meteoritos suelen entrar en la atmósfera terrestre; sin embargo, la mayoría de ellos se descomponen antes de llegar a la superficie. Igualmente, los que llegan suelen caer sobre el mar o son tan pequeños que son imperceptibles.
Pero, a lo largo de la Historia, ha habido meteoritos que han caído sobre edificios y han dañado instalaciones y también a personas. Incluso en 1911 uno mató a un perro. Sin embargo, solo se tiene registro de un caso en el que un meteorito haya golpeado a una persona.
Se trata de la estadounidense Ann Hodges y su historia ocurrió el 30 de noviembre de 1954. La joven de 34 años se encontraba durmiendo en el sofá de su casa tapada por edredones. Vivía en Sylacauga, Alabama, con su marido Eugene. Además, en la casa también se encontraba su madre, según 'Smithsonian Magazine'.
A las 14:46, un meteorito de casi cuatro kilos entró en la casa a unos 200 kilómetros por hora, aproximadamente. Atravesó el tejado e impactó contra la señora Hodges. El meteorito en cuestión medía 30 centímetros de diámetro y fue datado de unos 4.500 millones de años de antigüedad. Este es el hematoma que provocó a la señora Hodges:
En ese momento, tanto Hodges como su madre pensaron que su chimenea se había derrumbado o que se había roto el calentador. En plena Guerra Fría, la Fuerza Aérea llegó a la casa y retiró el meteorito para examinarlo y descartar que fuera una amenaza enemiga.
Después, la roca fue devuelta a Ann Hodges, ya que había impactado contra ella. Hoy en día, el meteorito Sylacauga se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.