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Así afecta a tu cuerpo la llegada del otoño

¿Te sientes más cansado, más débil o triste? Es normal y la clave podría estar en el cambio de estación.

Paisajes de otoñoPixabay

Mucho se ha hablado de cómo nos afecta el cambio de hora, pues para que nuestro reloj biológico funcione necesitamos luz por el día y oscuridad por la noche.

Esto mismo se puede aplicar al cambio de estación, pues, cuando el otoño llega, se producen cambios significativos en el medio y, por ende, en nuestro cuerpo.

La llegada de paisajes anaranjados trae consigo temperaturas más bajas, humedad en aumento, menos horas de luz y también menos presión atmosféricos, y todos estos elementos afectan a nuestro cuerpo.

Ante tal cambio de entorno, nuestro cuerpo trata de adaptarse y, entre otras cosas, afecta a nuestro metabolismo y sistema autoinmune.

¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando llega el otoño?

Ante una bajada de temperatura, nuestro organismo necesita consumir más calorías para mantener la temperatura corporal. Además, tiende a ralentizar el metabolismo, pues así no consume las calorías tan rápido.

Así, si el metabolismo funciona más lento, incide directamente en la regeneración de tejidos, cabello, uñas y huesos. Además, el descenso de temperaturas debilita nuestras defensas.

¿Cuánto tarda nuestro cuerpo en adaptarse? El cuerpo tarda generalmente entre un par de días y una semana en ajustarse a las nuevas condiciones del medio. En los mejores casos, al ser un cambio progresivo, puede que apenas notes el cambio de estación.

Sin embargo, a veces no solo notamos el cambio de estación a nivel físico, sino también a nivel mental. Es más, hay estudios científicos que han identificado un nuevo tipo de depresión: el Trastorno Afectivo Estacional.

¿Qué es el Trastorno Afectivo Estacional?

Sí, es real, hay un tipo de depresión que se relaciona directamente con el cambio de estación. Suele comenzar a finales de otoño y desaparece con los primeros campos de flor de la primavera.

¿A qué se debe? Su causa fundamental es la falta de luz, sobre todo en aquellos lugares donde las horas de luz son muy limitadas y los días tienden a ser más cortos.

Y es que al parecer ante falta de vitamina D, se produce un desequilibrio en la serotonina (la hormona que regula el estado de ánimo) y, al mismo tiempo, se produce más melatonina (la hormona que regula el sueño).

¿Cuáles son sus síntomas? Tristeza, pesimismo, falta de energía, pérdida de interés, trastornos en el sueño, trastornos en la alimentación, entre otros.

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