TAMBIÉN LA SUFREN

Así es como podrías detectar si tu perro sufre ansiedad

No solo los humanos tienen sentimientos, los perros por ejemplo también están tristes, alegres, tienen miedo o incluso sufren ansiedad.

Perro durmiendoPexels

Muchas personas piensan que los sentimientos como el miedo, la tristeza, la alegría, son solo cosas de los seres humanos, pero poco a poco la ciencia nos está descubriendo que esta afirmación no es correcta y que, por ejemplo, un perro puede sufrir ansiedad.

En julio de 2012, un grupo de neurocientíficos se reunió en Cambridge y elaboró la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia en la que establecieron que la especie humana no es la única en tener la base neurológica que da lugar a la consciencia. En resumen, los animales que no son humanos también tienen capacidad para sentir y, por tanto, pueden sufrir de ansiedad.

Cómo detectarla

Existen diferentes formas de comportamiento en los perros que indican su voluntad de huir de la sensación de inquietud, nerviosismo, inseguridad y malestar.

La ansiedad se pone en marcha cuando el perro tiene una expectativa de que algo malo va a ocurrir. Esto hace que se active el sistema nervioso simpático, responsable de las respuestas del organismo ante situaciones peligrosas o estresantes y de que el animal manifieste una conducta intensa.

Cuando la ansiedad es patológica, los síntomas que podemos encontrar son un continuo estado de alerta, hiperactividad, lamido excesivo, caída del pelo, problemas digestivos, aullidos, temblores, gemidos, ladridos excesivos, miedo exagerado, agresividad y comportamientos destructivos que pueden aumentar cuando se quedan solos.

En cuanto a las situaciones capaces de provocar esa ansiedad están el miedo a quedarse solos, a los ruidos como los petardos, tormentas o tráfico.

Cómo ayudar a tu perro

En primer lugar, habría que llevarle al veterinario para que este pudiese diagnosticar esa ansiedad y, tras ello, se abordaría con una terapia conductual dirigida por un especialista en comportamiento o etólogo.

Y ya, por último y si el caso particular lo requiere, podría recurrirse a la administración de medicamentos supervisada por un veterinario.