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TYRANNOSAURUS MCRAEENSIS
Vivió unos 70 millones de años atrás en un continente que se extendía entre Alaska y México.
El Tyrannosaurus rex es sin duda el dinosaurio más famoso de todos. No solo fue el depredador más grande de su ecosistema, tenía dientes tan largos como el antebrazo de una persona adulta, un cerebro avanzado y sus presas podían tener el tamaño de un autobús escolar. Fue la cúspide de la pirámide alimenticia durante al menos dos millones de años y solo se rindió ante el asteroide que diezmó el planeta. Sabemos mucho sobre el T. rex, pero relativamente poco sobre su historia evolutiva. Así que… empecemos por el principio.
Los primeros ancestros del T. rex vivieron hace unos 170 millones de años y no eran más grandes que un ser humano, pero 100 millones de años después su tamaño se quintuplicó. No tiene ningún sentido… O en realidad tiene uno, literalmente el sentido del oído. Unos fósiles descubiertos en Uzbekistán y datados 80 millones de años atrás son la clave. De acuerdo con un equipo liderado por Stephen Brusatte, el cráneo del fósil, un antepasado del conocido T. Rex, destaca por su aparato auditivo interno inusualmente complejo, típico de tiranosaurios, lo que habría dado al animal de tamaño modesto un agudo sentido del oído. De acuerdo con el estudio, publicado en Nature, el cráneo tiene un largo conducto coclear, un canal en el oído interno asociado con la capacidad de escuchar el tipo de sonidos de baja frecuencia que habría emitido su presa vegetariana mientras se arrastraba entre la maleza.
Esto nos da clave de la evolución del famoso dinosaurio, pero seguimos sin saber mucho sobre su familia. Hasta ahora. En un estudio publicado en Scientific Reports se describe una nueva especie de tiranosaurio del sur de América del Norte que puede ser el pariente más cercano conocido del Tyrannosaurus rex.
Un equipo liderado por el paleontólogo Sebastian Dalman, ha identificado una nueva especie, a la que llamaron Tyrannosaurus mcraeensis. De acuerdo con el estudio, publicado en Scientific Reports, el análisis de un cráneo parcial fosilizado, que fue descubierto previamente en, Nuevo México, Estados Unidos, fue la clave. Aunque estos restos fueron inicialmente asignados al T. rex y son comparables en tamaño a los del T. rex (que medía hasta 12 metros de largo), el equipo de Dalman señala que pertenecen a una nueva especie debido a la presencia de múltiples diferencias sutiles en la forma y las uniones entre los huesos del cráneo del espécimen y el T. rex.
Basándose en la ubicación de los restos, los autores del estudio sugieren que T. mcraeensis pudo haber vivido hace entre 71 y 73 millones de años (entre cinco y siete millones de años antes del T. rex). El análisis de las relaciones entre T. mcraeensis y otras especies de dinosaurios terópodos indica que T. mcraeensis puede haber sido una especie hermana del T. rex, lo que lo convierte en el pariente más cercano conocido del T. rex. El linaje se habría originado en el sur de Laramidia, un continente insular que existió hace entre 100 y 66 millones de años y se extendía desde la actual Alaska hasta México. Además, proponen que
La especulación es que el tamaño del Tyrannosaurini, inusualmente grande para un depredador en aquellos tiempos, se debió a que 72 millones de años atrás la evolución lo forzó a seguir el crecimiento de dinosaurios herbívoros como ceratopsianos, hadrosaurios y titanosaurios. Si la familia de los tiranosaurios no hubiera aumentado su tamaño, hubiera tenido que competir con otros carnívoros por un nicho de presa mucho más disputado. Lo que les hubiera llevado a la extinción.
Lo interesante es pensar qué hubiera ocurrido si estos depredadores no hubieran alcanzado su tamaño máximo antes del asteroide. Una posibilidad es que los herbívoros hubieran aumentado aún más de tamaño, consumido los recursos y se hubieran extinguido. La otra posibilidad es que se hubieran estancado en su talla para luego comenzar a reducir el tamaño como respuesta a la ausencia de amenazas. Como sea, un asteroide nos privó de conocer ese futuro.