Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
MEDICIONES BAJO TIERRA
Los científicos tratan de desvelar por qué los detectores más sofisticados de materia oscura no han podido captar ni una sola partícula en los últimos años.
La materia oscura constituye alrededor del 27% de la masa y energía de nuestro universo. Sin embargo, nadie sabe realmente qué es y ningún aparato científico ha sido jamás capaz de detectarla. Pero aunque nadie ha visto estas partículas, no hay duda de que existen. Es más, los científicos creen que constituyen el 'pegamento' que mantiene unido el universo y que, además, colisionan con la Tierra.
Entonces, ¿cómo es posible que no hayamos identificado ni una mínima parte de esta materia? Las teorías son muchas: una de las más recientes estudia la posibilidad de que, si bien las partículas interactúan con fuerza con los átomos, al cruzar la superficie terrestre y viajar bajo tierra perderían tanta energía que se convertirían en indetectables.
Así, los detectores que se emplean para identificar la materia, no serían capaces de reconocer ni una mínima porción de materia, según ha señalado el físico teórico Chris Kouvaris, que ha recreado su hipótesis a través del simulador DaMaSCUS, un sistema que es capaz de ilustrar cómo las partículas colisionan con la Tierra.
¿Cómo funcionan los detectores actuales?
Puede resultar difícil de creer que algo que no podemos ver, ni sentir, ni detectar, sea reconocido por la comunidad científica como real. No obstante, las investigaciones han deducido que la existencia de materia oscura es un elemento crucial en el espacio que explica por qué las galaxias mantienen su estructura y no se dispersan.
Para comprobar que esto es así, se han diseñado numerosos dispositivos que actualmente se encuentran instalados a kilómetros de profundidad. ¿Y por qué están bajo tierra? La razón principal es que solo las partículas de materia oscura, junto con los neutrinos, pueden penetrar la cara exterior del planeta azul y recorrer algunos kilómetros sin que sean detenidas en su trayectoria. De esta forma, la localización de estos aparatos evita que reciban señales de radiación cósmica, terrestre o ruido que contaminen sus estudios.
Ahora Kouvaris ha señalado que si la teoría de las partículas indetectables es cierta sería más lógico sacar los artilugios a la superficie. Por otra parte, propone que para solucionar el problema de las señales indeseables, los investigadores podrían enfocar sus esfuerzos en otro sentido: en lugar de trabajar por distinguir la materia oscura del ruido, se podrían colocar detectores en la superficie o bajo tierra, a menor profundidad, que se centraran en reconocer variaciones en las señales captadas.