Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
CONSIDERADO POTENCIALMENTE PELIGROSO
El cuatro de octubre de 2012, los científicos del Observatorio Pan-STARRS (Hawái) observaron un cuerpo celeste que se aproximaba a la Tierra. Habían descubierto un nuevo asteroide que bautizaron con el nombre de 2012 TC4. Una semana más tarde de su avistamiento, la roca pasó a 94.800 kilómetros de nuestro planeta.
Aunque la separación parece enorme, en términos astronómicos no lo es tanto. Las previsiones de los científicos de las agencias espaciales estadounidense, europea y japonesa indican que volverá a acercarse en octubre de 2017. No saben cuánto se aproximará esta vez, pero sus estimaciones apuntan a que pasará a una distancia de entre 13.200 y 433.000 kilómetros de la Tierra, un margen demasiado amplio para descartar por completo posibles daños.
Tampoco conocen su tamaño exacto, aunque basándose en las observaciones del 2012 estiman que oscila entre los 10 y 40 metros de diámetro. Una talla similar a la del meteorito que explotó en 2013 sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk.
“La probabilidad de que llegue hasta nosotros es de una entre un millón”, asegura Detlef Koschny, director del programa de Objetos Cercanos a la Tierra (o NEO) de la ESA. Por su parte, Judit Györgyey-Ries, astrónoma del Observatorio McDonald de la Universidad de Texas, cree que la roca tiene un 0.00055% de probabilidades de que nos alcance. Pese a que las posibilidades de choque son mínimas, tendrán que esperar a que se acerque más para confirmar los cálculos.