Los científicos temen que se agoten las baterías de Philae

En el Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Darmstadt, Alemania, los miembros del equipo de la misión Rosetta aseguraron que Philae envió los últimos datos la noche del jueves desde su ubicación en el cometa 67P / Churyumov-Gerasimenko.

Dicha información sólo se puede recibir cuando la nave espacial Rosetta, en órbita alrededor del cometa, tiene una línea de visión clara sobre el módulo de aterrizaje y puede transmitir su señal a la Tierra.

Sin embargo, Rosetta se encuentra a unos de 50 kilómetros de distancia del robot, según difunden algunos medios internacionales, con lo cual la situación es compleja.

Más si cabe porque la ESA esperaba que los paneles solares de Philae recargaran sus baterías durante siete horas al día, pero su actual ubicación “en sombra” le aporta apenas 1,5 horas dos horas de sol.

Sí se sabe que Philae logró introducir un termómetro en la superficie del 67P, pero nada más. Si el módulo de aterrizaje sobrevive hasta esta tarde, según los expertos de la ESA, se espera el envío de dichos datos, pero no está nada claro si las baterías, con autonomía de 60 horas, tendrán la suficiente energía más allá de esta noche del viernes.

Todas estas complicaciones se suman al dificultoso aterrizaje de Philae, que, según la ESA, rebotó tres veces sobre el cometa hasta lograr en un tercer intento el acometizaje. Además, los arpones que fijarían el módulo a la superficie del cometa tampoco funcionaron correctamente y solo estaría asido mediante sus tres tornillos.

Sea cual sea el desenlace final de Philae, los expertos de la ESA siguen considerando esta misión espacial como un hito histórico. Y, pase lo que pase, si Philae se apaga, todas las esperanzas están ahora en que en el mes de agosto, el Sol de de lleno en sus paneles solares y pueda resucitar.