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ENTRÓ EN LA ATMÓSFERA EL DOMINGO POR LA NOCHE
Tras los temores sobre la potencial caída del laboratorio espacial chino Tiangong 1 sobre alguna zona poblada, el artefacto ingresó a la Tierra en una zona del Pacífico sur.
Así lo informó la Oficina de Ingeniería del Espacio Tripulado del país asiático, que aseguró que el módulo, de 10 metros de largo y ocho toneladas de peso, se destruyó "mayormente" antes de caer al océano a las 00:16 GMT. El 18 Escuadrón de Control Espacial de Estados Unidos confirmó poco después el reporte chino.
El año pasado, China anunció que había perdido el control de su estación espacial Tiangong-1, advirtiendo que el ‘palacio celestial’ (su nombre en español) entraría en la atmósfera terrestre en el 2017 o el 2018 y que, probablemente, algunas de sus partes podrían alcanzar la superficie.
La estructura, de ocho toneladas y media de peso, se aproximó sin control hacia la Tierra. Los expertos no sabían el momento exacto ni el lugar donde caerían sus restos y establecieron en un primer momento una franja amplia.
Según el astrofísico de la Universidad de Harvard Jonathan McDowell, cualquier cambio en las condiciones atmosféricas podría haber cambiado el lugar de aterrizaje “de un continente al vecino”. La mayor parte del armazón estaba previsto que se desintegrara en la atmósfera. Además, la probabilidad de que una persona resulte herida por desechos espaciales era mínima en caso de chocar en tierra firme.
Los científicos aseguraban que la mayor parte del planeta está cubierta por agua, por lo que estimaban, como así ocurrió, que la nave acabaría en el océano, en concreto en el Pacífico Sur.
Desde la agencia espacial china aseguraron al Comité para el Uso Pacífico del Espacio Exterior de Naciones Unidas que vigilarían el descenso de la estación y avisarían cuando comenzara la caída final, hecho que aconteció este domingo.
El organismo lanzó el ‘palacio celestial’ en el 2011, como un importante hito en su consolidación como superpotencia espacial. Desde entonces y hasta el 2016, ha sido visitada por misiones no tripuladas y tripuladas, además de acoger a la primera mujer astronauta china, Liu Yang, en el 2012.
No es la primera vez que grandes naves espaciales o estaciones se precipitan contra la Tierra y ninguna ha causado heridos. En 1991, por ejemplo, la estación espacial soviética Salyut 7 cayó en Argentina, esparciendo escombros en la ciudad de Capitán Bermúdez. Un poco antes, en 1979, hizo lo propio la estación espacial Skylab (de 77 toneladas) de la NASA, de forma que algunas de sus piezas se estrellaron en Australia.