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ASTRONOMÍA
Más de 720 días. Ese es el tiempo que un avión militar lleva orbitando nuestro planeta sin parar a repostar. No lo necesita: esta aeronave fabricada por Boeing está propulsada por energía solar. Se trata del quinto vehículo de prueba orbital que la Fuerza Aérea estadounidense ha lanzado como parte de un misterioso programa espacial clasificado.
El también conocido como OTV-5 (de Orbital Test Vehicle) abandonó la superficie terrestre en septiembre del 2017 a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX. Con la reciente marca, ha superado el récord de su predecesor, el OTV-4, que permaneció en órbita durante 717 días, 20 horas y 42 minutos.
El proyecto comenzó en 1999 en el seno de la NASA, para ser transferido después a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) en el 2004. Al principio trabajaron con un modelo X-37A de Boeing, para luego evolucionar al actual X-37B, que presumiblemente será pronto sustituido por una versión aún más sofisticada, el X-37C.
Cada uno de los cuatro vehículos espaciales anteriores, con un diseño muy similar a las lanzaderas de la NASA, ha ido superando a su predecesor. Sus respectivos lanzamientos tuvieron lugar el 22 de abril del 2010 (224 días en órbita), el 5 de marzo de 2011 (468 días), el 11 de diciembre de 2012 (674 días) y el 20 de mayo de 2015 (717 días).
Secretos de un proyecto clasificado
Aunque el proyecto lleva casi 20 años en marcha, lo cierto es que aún no conocemos al detalle sus objetivos. No es que la Fuerza Aérea estadounidense se niegue a hablar de este programa espacial clasificado, pero alimenta el misterio al hacerlo solo en términos muy generales.
Oficialmente, dos de sus principales funciones son la investigación de tecnologías para construir naves reutilizables para futuras misiones espaciales y la ejecución de experimentos cuyos resultados puedan ser después estudiados en la Tierra. A partir de aquí, todo son conjeturas y especulaciones.
Desde las primeras misiones, los aviones espaciales han despertado todo tipo de rumores sobre cuál podría ser su cometido. Además, ¿por qué tanto empeño en conseguir que los vuelos sean cada vez más duraderos?
Hay quien sugiere que las Fuerzas Aéreas están en realidad probando un motor para naves espaciales conocido como EM Drive, un (todavía) hipotético sistema de propulsión sin combustible que la NASA ya está estudiando y que China asegura estar construyendo por su cuenta.
Otros, sin embargo, apuntan a pruebas armamentísticas o a un proyecto de espionaje espacial, a pesar de que sus responsables negaron en el 2010 cualquier vinculación con “capacidades ofensivas”. “El programa incluye tecnología para la reducción de riesgos, experimentación y desarrollo de concepto para operaciones”, aseguraron.
Pero independiente de su objetivo, el modelo de avión espacial fue concebido inicialmente para permanecer en órbita tan solo 270 días. El hecho de que sus vuelos se hayan alargado tanto ya constituye en sí mismo un hito para las tecnologías que transforman la energía solar en electricidad.
Todavía no se conoce la fecha en que el OTV-5 volverá a la Tierra, aunque podría ser pronto si, como señalan algunos rumores, la Fuerza Aérea planea lanzar un sexto avión espacial a finales de este mismo año. Lo que sí sabemos, gracias a la experiencia con sus predecesores, es cómo aterrizará: lo hará rondando sobre una pista, como los aviones convencionales. Y haciendo mucho, mucho ruido.
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