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¿Y SI LOS SATÉLITES TAMBIÉN CONTARAN?

Exolunas: la vida extraterrestre podría no estar sólo en otros planetas

Los satélites orbitando planetas gaseosos fuera de nuestro sistema solar han salido a la palestra tras los recientes descubrimientos en Encélado y Europa.

Aspecto de una exoluna orbitando un exoplaneta gigante gaseoso NASA

Encélado en Saturno y Europa en Júpiter han dado una vuelta de tuerca al concepto de habitabilidad gracias a los últimos descubrimientos. Esto se debe a que en una zona cuya temperatura está muy por debajo del punto de congelación del agua -y, por ende, fuera de la zona de habitabilidad-, puede haber satélites con zonas habitables en los más que probables océanos subterráneos.

Pero vayamos más lejos: ¿y si en los innumerables exoplanetas gigantes gaseosos que hemos encontrado existen satélites similares a Encélado y Europa? Estaríamos hablando de mundos habitables fuera de la zona de habitabilidad. A estos satélites situados fuera de nuestro sistema solar se les conoce como exolunas... y hasta ahora no hemos encontrado ninguna.

Un equipo de científicos ha realizado simulaciones teóricas sobre estas exolunas suponiendo un cuerpo del tamaño de Marte orbitando un exoplaneta gigante gaseoso. Encélado y Europa no se ajustan a esos modelos ya que la zona habitable de estas simulaciones estarían en la superficie y no en el interior, por lo que el cuerpo que más se podría asemejar sería algo parecido a Titán en Saturno, pero con una mayor temperatura superficial.

En esta simulación han usado cualquier forma de calor que pueda calentar la superficie, desde el propio calor de la estrella hasta el calentamiento por mareas. "Hemos investigado por primera vez la interacción de todas las posibles fuentes de calor en la exoluna en función de diferentes distancias a la estrella anfitriona en dos posibles tipos de estrellas: una parecida al Sol, y una enana roja", explica Rene Heller, coautor del estudio y científico en el Max Planck Institute para el estudio del sistema solar.

En el caso de una estrella tipo solar, si el sistema planeta-satélite está alejado como mucho el equivalente a tres veces la distancia Tierra-Sol, la exoluna "tendría mucha agua líquida en superficie, pero podría estar infestada de volcanes. Aún así, podría llegar a ser habitable”, analiza Heller. Sin embargo, en estrellas más pequeñas que el Sol "las lunas podrían no ser estables en las regiones más internas”, añade.

De los dos telescopios que se lanzarán en 2018, JWST (James Webb Space Telescope) y TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), ninguno tiene como objetivo investigar la presencia de exolunas, a menos que alguno de los dos encuentre claros indicios de ello al analizar algún exoplaneta. El motivo: investigar estos cuerpos es una tarea arriesgada ya no hay estimaciones de éxito. Es por esto que la empresa espacial no invierte grandes cantidades, de momento.

Mejores opciones muestran el E-ELT (European Extremely Large Telescope) y CHEOPS (CHaracterising ExOPlanets Satellite), ambos en construcción. Por el cometido que persiguen, el campo de las exolunas podría ser investigado: "Algunas personas de equipo de CHEOPS están planificando estrategias para buscar exolunas en planetas de órbitas amplias”, afirma Heller al respecto.

Pero sin duda, la herramienta más potente para encontrar estos esquivos objetos es PLATO (PLAnetary Transits and Oscillations of stars), que se lanzará en 2024 y buscará exoplanetas tal y como lo hizo el observatorio espacial Kepler, pero en estrellas más brillantes.

Habrá que esperar pues para encontrar la primera exoluna, pero con los avances tecnológicos actuales ya se podría empezar a vislumbrar algún indicio de estos objetos. De todos modos, las palabras de Heller indican que nos sorprenderán: "Creo que la primera exoluna será muy distinta a lo que conocemos en nuestro sistema solar”. Ahora la pregunta es ¿cuándo llegará eses momento?

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