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Las ocho estrellas del invierno

Como cada invierno, en el cielo del Hemisferio Norte se dibujará el llamado ‘Hexágono invernal’, dentro del cual también está el ‘Triángulo invernal’. Estas son sus estrellas.
Como cada invierno, en el cielo del Hemisferio Norte se dibujará el llamado ‘Hexágono invernal’, dentro del cual también está el ‘Triángulo invernal’. | Wikipedia
Aldebarán. Suena parecido, pero esta estrella no es Alderaan, el planeta ficticio de ‘La Guerra de las Galaxias’ que la Estrella de la Muerte destruye para intentar sacarle información a la princesa Leia sobre las bases rebeldes. Es una gigante naranja que está a 65,1 años luz de la Tierra y es 425 veces más luminosa que el Sol. Pertenece a la constelación de Tauro. | Wikipedia
Rigel. Mucho más lejos está este sistema estelar, del que vemos una supergigante blanco-azulada que es, para entendernos, el pie izquierdo de la constelación de Orión. Concretamente se estima que está a entre 700 y 900 años luz de la Tierra, una distancia tan grande que somos incapaces de determinar mejor. La vemos desde la Tierra porque es unas 85.000 más brillante que el Sol, y en algún momento no muy lejano (astronómicamente hablando) estallará en forma de supernova. | EarthSky
Pólux. Es una estrella gigante naranja, uno de los dos gemenos de la constelación Géminis. De hecho, es la gigante naranja más cercana que tenemos, a ‘sólo’ 33,7 años luz. Por eso, aunque no es especialmente luminosa, ni demasiado ‘grande’ (diez veces el Sol, de ahí las comillas), podemos verla en el cielo. | AstroPixels
Cástor. Junto a Pólux está su gemela, la segunda estrella más brillante de Géminis. En realidad, Cástor tiene sus propias hermanas, otras estrellas situadas a su alrededor a muy poca separación visual desde nuestra perspectiva. La principal de ellas es una enana blanca poco más de dos veces mayor que el sol | AstroPixel
Capella. La estrella más brillante de la constelación del Auriga es, en realidad, un grupo de dos estrellas ‘grandes’ y dos más pequeñas. Las dos principales son gigantes amarillas, situadas a unos 42 años luz de aquí y que tienen una temperatura estimada similar a la de nuestro sol | SolStation
Sirio. Sí, te suena quizá de los Caballeros del Zodíaco. Es tan célebre porque es la estrella más luminosa de nuestro Hemisferio, por lo que -con distintos nombres y creencias asociadas- ha estado presente en buen número de nuestras civilizaciones antiguas. Es una estrella blanca situada a apenas 8,6 años luz del Sol, lo que la convierte en una de las más próximas a nosotros. Este astro es, a la vez, parte del Hexágono invernal y uno de los vértices del triángulo que se dibuja dentro de éste | Wikipedia
Procyon. La principal estrella de la constelación de Canis Minoris es una estrella binaria blanco-amarilla que está realmente ‘cerca’ de nosotros: a menos de 12 años luz de la Tierra. Con una luminosidad siete veces mayor que la del Sol, su tamaño ‘pronto’ empezará a crecer producto del ciclo de vida propio de una estrella. Como Sirio -que está en la constelación Canis Maioris-, y desde nuestra perspectiva, es a la vez parte del Hexágono invernal y del Triángulo invernal. | Wikipedia
Betelgeuse. Te sonará a ‘Beetlejuice’, el estrambótico personaje de ficción, pero es únicamente por la pronunciación. Esta estrella está casi en el centro de ese hexágono imaginario, por lo que formaría triángulos con cualquier par de componentes del mismo, aunque se da la peculiaridad de que junto a Sirio y Procyon forma uno prácticamente equilátero. Se trata de una supergigante roja situada en la constelación de Orión, no muy lejana, por lo que su explosión -de aquí al menos un milenio- sería visible desde la Tierra llegado el momento y, aunque hay astrónomos que discrepan, quizá la energía liberada pudiera afectar a nuestro planeta. | ScienceOffice

No se ve el mismo cielo nocturno en todas las partes del planeta. Hay constelaciones que sólo se ven en el Hemisferio Norte, otras que sólo se ven en el Sur, algunas que sólo aparecen en algunas épocas del año u otras que se ocultan a franjas concretas de nuestro firmamento.

Ahora que se acerca la estación fría en el Hemisferio Norte muy pronto se empezará a dibujar con claridad una doble figura geométrica: un hexágono y, dentro de él, un triángulo. Entre ambas pseudoconstelaciones, ocho estrellas que nos indican que, como dirían los Stark, ya llega el invierno.

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