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A FINALES DE 2018
La agencia espacial china ha dado el pistoletazo de salida a su más ambiciosa misión: pretende poner una sonda en la cara oculta de la Luna para investigar esta poco explorada zona del satélite natural de la Tierra.
La fecha elegida llegará a finales de 2018, pero la misión ya ha dado comienzo: antes de que acabe el año, China pretende poner sobre la superficie lunar una nueva sonda para investigar a fondo el satélite natural de nuestro planeta. No obstante, el gigante asiático no ha elegido un punto cualquiera de la Luna: el objetivo chino no es otro que su cara oculta.
Fue hace tan solo unos días cuando la Administración Nacional Espacial de China (CNSA) lanzó un nuevo satélite llamado Queqiao (“puente de la urraca” sería su traducción del mandarín al castellano) en lo que supuso un primer paso fundamental para el éxito de esa exploración lunar inédita en el siglo XXI.
El nuevo satélite hará, efectivamente, de puente comunicativo entre el centro de mando, situado en la Tierra, y la sonda que investigará las posibilidades de la cara oculta de la Luna.
La ubicación seleccionada por la agencia espacial china para investigar la superficie lunar en esta zona poco explorada anteriormente es un punto del polo sur lunar (la cuenca Aitken, concretamente), en la que la sonda aterrizará hacia finales de 2018.
El lugar ha sido elegido por su potencial, según las autoridades del gigante asiático, que también ha planteado la posibilidad de enviar humanos al satélite natural, aunque sin dar una fecha aún. El éxito de la misión actual, eso sí, determinará en buena medida las posibilidades de que China ponga astronautas sobre la Luna.
En la misión, la sonda investigaría las posibilidades de extracción de materiales de la superficie lunar (helio-3, especialmente) y, además, transportaría hasta el satélite terrestre huevos de gusanos de seda y algunas semillas con las que experimentar las posibilidades de crear una mini biosfera.
Además, la sonda incorporaría una antena de radio con la que los investigadores podrían recibir las señales de radio del universo, algunas de las cuales son imposibles de detectar desde la Tierra al ser bloqueadas por nuestra propia atmósfera. Todo ello, desde la cara oculta de la Luna.