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CRIATURAS QUE HAN QUERIDO SALIR DEL PLANETA

Polizones en el espacio: astronautas inesperados

Desde murciélagos a moscas, pasando por ranas y -lo más peligroso- virus y bacterias. Los humanos no han ido solos al espacio

El Discovery antes de un lanzamiento NASA

No hay nada más controlado, estudiado y planificado que una misión espacial y sus tripulantes. Para serlo hay que ser, o bien un animal en fase de experimentación, o bien tener el doctorado y pasar un mínimo de 18 meses entrenando y años esperando tu misión.

Es, de hecho, la carrera más inaccesible y difícil del planeta. En la última convocatoria de la ESA solo seis de 9.000 candidatos llegaron a la última fase. Ningún ser vivo puede ir al espacio sin pasar por el control exhaustivo de la misión... pero han existido excepciones.

Se trata de polizones que han intentado subir o colarse involuntariamente en alguna nave o transbordador sin tener ‘billete’ y para sorpresa de la agencia espacial. Estos son los casos más notables.

Una mosca en la estación espacial soviética

Como era habitual, el 20 de julio de 1984 Radio Moscú daba el parte de la misión y la tripulación de la extinta estación espacial soviética. En Saliut 7 había tres astronautas que llevaban seis meses en el espacio y tres que acababan de llegar a bordo de la Soyuz T12 para hacer varios experimentos. Entre ellos estaba la primera mujer que iba a realizar un paseo espacial: Svetlana Savitskaja

El parte radiofónico daba constancia de las actividades del día y de un hecho inusual: en la Soyuz T12 recién llegada no venían los tres astronautas solos. Una mosca se coló en la estación espacial al acoplarse con la Soyuz, para sorpresa de toda la tripulación.

Los seis astronautas siguieron los movimientos y torpes vuelos de una mosca absolutamente desorientada por las condiciones de microgravedad en la estación y aprovecharon para estudiar atentamente su proceso de adaptación al nuevo medio.

Nadie sabía cómo se había colado allí la mosca. La cápsula llevaba plantas para estudiar el efecto de la gravedad cero en ellas, y es probable que el insecto estuviera adherido en alguna. Así informaba el periódico Toledo Blade de Ohio de la curiosa noticia.

Aquel insecto fue el primer polizón espacial de la historia, aunque no la única mosca que causa revuelo en una misión espacial. En octubre de 1985, en la última misión completada con éxito antes de su accidente, el malogrado Challenger llevaba en su laboratorio de microgravedad Spacelab, una colección de 300 moscas del vinagre para un experimento de diseño español.

Una de ellas -a la que se llamó Willie o Lola- se escapó del contenedor y estuvo volando y dando tumbos por el compartimento científico durante horas.

Fue la noticia de la expedición y la que salió en todos los medios, hasta tal punto que el director de aquel experimento, el investigador español Roberto Marco, se quejó públicamente de la repercusión mediática de Lola en los medios y no de los importantes experimentos sobre biología celular que se realizaron en aquél último vuelo.

El murciélago más famoso de la NASA

El 15 de marzo de 2009 descubrimos al que será, probablemente, el polizón más famoso de la historia de la NASA. Un murciélago de la fruta que se agarró fuertemente al transbordador espacial Discovery durante su lanzamiento, como queriendo acompañar a la tripulación en la misión STS-119 de la agencia espacial norteamericana.

En realidad el pobre murciélago pasaba por allí cuando se convirtió en el centro de todas las miradas y objetivos. Los sistemas térmicos de detección de residuos de la NASA descubrieron un pequeño punto negro en uno de los gigantes tanques externos (ET), agarrado a la superficie naranja y rugosa que configura el aislamiento térmico de estos gigantescos depósitos de combustible.

Tampoco fue el primer murciélago que lo intentó. En enero de 1996, durante el despegue del Endeavour en la STS-72, otro quiróptero se posó en el trasbordador instantes antes de la cuenta atrás. Pero éste, al escuchar el estruendo de la ignición, salió volando despavorido.

El final del murciélago del Discovery fue bien distinto: tenía una ala rota y no pudo escapar al infierno de la combustión en el despegue. No sobrevivió, pero tendrá su hueco en la historia.

La rana voladora

El 7 de septiembre del 2013 otro animal sorprendió a los técnicos de la NASA durante el despegue del LADEE (Explorador de la atmósfera lunar y del entorno de polvo). Una rana fue captada por una de las cámaras automáticas que controlan los procesos de lanzamiento mientras ‘volaba’, con destino incierto, y acompañando al cohete Minotauro V. La foto, un ‘Photobomb’ en toda regla, convirtió rápidamente el evento en un meme en internet.

Los científicos de la NASA concluyeron que la pobre rana había abandonado una piscina de agua cercana que alimenta los sistemas de rociadores de alta presión para evitar los incendios durante el despegue.

Un ejército contra los primeros astronautas

Sin duda los polizones que más preocupan a los científicos de la NASA son los más pequeños. Mucho antes de que los primeros astronautas llegaran a la exitosa Estación Espacial Internacional (ISS), algo ya estaba viviendo allí. Unos seres capaces de atacar a los primeros tripulantes, de sobrevivir y reproducirse en las condiciones más hostiles: virus, bacterias y hongos. Pero... ¿cómo llegaron allí?

Antes de la primera ocupación, en octubre de 2000, una abundante colonia de microbios poblaba los equipos de hardware de toda la estación. Durante las misiones de montaje los técnicos y astronautas dejaron en las placas y aparatos pequeños colonias de bacterias que llevaban adheridos en sus cuerpos, y se reprodujeron con el tiempo.

Tampoco fueron los primeros de su especie. El 20 de abril de 1967 el módulo lunar no tripulado Surveyor 3 aterrizó en la Luna. Entre los distintos aparatos y sensores que llevaba había una cámara de televisión que Dos años más tarde los astronautas del Apolo 12 recuperaron. Cuando la NASA analizó en la Tierra el aparato encontró dentro ejemplares vivos de Streptococcus mitis, a pesar de todas las precauciones que habían tomado los astronautas. Las bacterias habían sobrevivido dos años al vacío lunar.

Para minimizar el problema de los microbios la NASA recubre con una pintura especial todos las placas del hardware de la ISS, también controla la humedad de la estación y obliga a los astronautas a limpiar todos los aparatos que montan o utilizan. Los fluidos y desechos humanos también se almacenan en contenedores sellados... Y aún así las colonias de bacterias son inevitables.