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Si te encuentras un meteorito en un paseo por el campo, en primer lugar tienes que evitar tocarlo con las manos. No porque puedas quemarte, sino más bien porque podríamos contaminar cualquier materia orgánica que pudiera traer consigo.
Además, ten en cuenta que muchos de ellos son tan antiguos como la misma Tierra. Por eso, lo mejor es, si encuentras uno, meterlo en una bolsa sin tocarlo y enviarlo al equipo de investigación más cercano, como el del CSIC, por ejemplo.
La mayoría de los meteoritos que caen en la Tierra son de metal o piedra. De hecho, el único hierro que conocían los humanos antes de inventar la forja provenía de los meteoritos. Los metálicos suenan como una campana cuando se les golpea con otro trozo de metal. Sin embargo, si te topas con uno mejor no lo golpees, para nosotros es muy valioso.
Cada año caen unas diez toneladas de meteoritos sobre la Tierra. Corre un falso rumor sobre que la mayoría caen sobre la Antártida pero, aunque eso explicaría por qué los pingüinos están siempre de pie, no es cierto. La gran parte cae sobre el mar, de ahí la dificultad de encontrarnos con uno.