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UN ASUNTO DE GRAVEDAD

Por qué el Sol, la Luna y todos los planetas son redondos

La gravedad es la responsable de que todos los planetas y muchos de sus satélites tengan esa forma de globos. Otros cuerpos celestes, como los cometas y asteroides, tienen formas diversas por su menor gravedad.

La TierraPixabay

Aunque cada planeta es un mundo (nunca mejor dicho), hay algo que la Tierra, Marte, Neptuno e incluso los que están fuera de nuestro Sistema Solar tienen en común: todos son redondos. Para entender por qué comparten esta forma de globos, tenemos que remontarnos al origen, cuando el polvo del espacio se empezó a concentrar hasta formar los objetos celestes que llamamos planetas.

A medida que la concentración se iba haciendo más y más grande, su gravedad también iba aumentando. Llegado un punto, explican los expertos, la fuerza es tal que el planeta se estruja como una caja de cartón cuando te sientas sobre ella. Solo que el efecto de la gravedad sobre un planeta enorme se ejerce a la vez desde todas las posibles direcciones, haciendo que se forma esa bola tan característica.

Y no le pasa solo a los planetas, sino que muchas de las cosas que pululan por el espacio son redondas por esta misma razón, entre ellas el Sol y la Luna. En cambio, objetos más pequeños como los cometas y los asteroides, cuya gravedad es más débil, tienen formas variopintas y curiosas. Por ejemplo, una de las lunas de Saturno parece una patata y hay un cometa con forma de patito de goma flotando por el Sistema Solar.

No obstante, lo cierto es que ni la Tierra ni el resto de globos tienen una forma completamente redonda. No son esferas perfectas. A medida que nuestro planeta gira, las masas de Tierra y agua sufren ligeros desplazamientos que se notan, sobre todo, en el ecuador. La gravedad es suficiente para mantenerlo todo atado y bien atado, pero existen estas imperfecciones que son tan pequeñas que no cambian la apariencia redonda del planeta si se ve desde el espacio.

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