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LOS CASOS DE EUROPA Y ENCÉLADO
Recientemente se ha detectado un océano subterráneo global bajo la corteza de hielo del satélite Encélado, en Saturno. Se une así a Europa, satélite de Júpiter, como cuerpo que también presenta un importante océano subterráneo.
¿Cómo se forman estos océanos? Existen distintas teorías sobre su formación, aunque la más aceptada tiene que ver con la gran masa de los planetas a los que orbitan.
¿Cómo se relaciona el océano subterráneo de Europa y Encélado con Júpiter y Saturno, respectivamente? La respuesta son las fuerzas de marea.
Al orbitar, la cara más cercana del satélite con respecto al planeta sufre una atracción de la corteza que la empuja hacia fuera. Esto hace que se genere una contracción de las capas de hielo. La energía almacenada por estas contracciones se libera en forma de fracturas y en forma de calor.
El calor provoca que se funda el hielo más interno, proporcionando el líquido que da lugar al océano interno; las fracturas provocan que parte de ese líquido salga a la superficie que, ante la falta de presión atmosférica y las bajas temperaturas, se congela y se volatiliza al instante dando lugar al efecto denominado criomagmatismo, esto es, volcanes y géiseres de vapor de agua helada.
¿Por qué son interesantes estos océanos? Gracias al criomagmatismo tenemos acceso a la composición del océano interno de estos satélites, que resulta tener compuestos orgánicos sencillos y sales minerales. Eso unido al agua líquida y a la energía proporcionada por las fuerzas de marea, ofrece un cóctel muy similar al que existía en la Tierra prebiótica a partir del cual surgió el primer ser vivo.
Por tanto, el hallazgo de estos océanos subterráneos hacen de estos satélites potenciales lugares donde, cuando la tecnología nos lo permita, buscar formas de vida sencillas.