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ASÍ ES LA ABLACIÓN TÉRMICA
Los instantes previos al impacto de un meteorito nos lo muestran en las películas como una roca envuelta en llamas. ¿Qué hay de cierto? ¿Nos ofrecen una imagen fiel?
En 1858 cayó en el paraje de Campotéjar perteneciente a Molina de Segura (Murcia) el meteorito más grande del que se tiene constancia en suelo español. Una luz brillante producida por la reentrada atmosférica del meteoroide produjo un gran meteoro. Tras apagarse la estrella fugaz, a los pocos segundos se produjo un gran estruendo seguido de unos débiles movimientos sísmicos.
La fricción debida a la reentrada atmosférica provoca que las superficies de este tipo de cuerpos alcancen temperaturas cercanas a los 2.000º C. En el caso del meteorito de Molina de Segura -y en la mayor parte de estos cuerpos- esas temperaturas produjeron unas pequeñas formaciones redondeadas a lo largo de toda la superficie. Es un fenómeno conocido como ablación térmica y se debe a que partes externas del cuerpo se derriten por la temperatura, adquiriendo formas de sección esférica.
Según un artículo científico publicado en la revista Astronomy and Geophysics, de todo el meteoroide que entró en la atmósfera se recuperó un fragmento de 112 Kg, aunque se estima que su masa inicial rondaría los 144 Kg.
Pero este metorito, ¿a qué temperatura tocó tierra? En muchas películas catastróficas hemos visto al meteoroide volar incandescente -incluso envuelto en llamas- y precipitarse contra la Tierra. Incluso en algunos filmes, tras el impacto podemos apreciar el meteorito aún en estado ardiente. Nada más lejos de la realidad: el meteorito llega a la superficie a temperatura ambiente ya que solo se calienta en la reentrada y teniendo tiempo suficiente para enfriarse durante el resto del viaje hasta impactar.
Esto quiere decir que el meteoroide, en los instantes previos al impacto, es una fría roca voladora. De hecho, si hubiese habido una persona en los alrededores del impacto, podría haberlo tocado sin peligro alguno ya que estaría a una temperatura similar a la del suelo. Y aunque Murcia sea sinónimo en muchas ocasiones de altas temperaturas, el meteorito cayó en la noche del 24 de diciembre de aquel año, por lo que el meteorito tocó tierra a una temperatura que podríamos considerar fría. Una nochebuena diferente…
Y esto sucede con la mayoría de los meteoritos que caen en nuestro planeta: llegan fríos. Otra cosa es que el meteoroide sea inusualmente grande, del orden del fenómeno de Chicxulub que terminó con los dinosaurios. Un cuerpo tan grande que llega a la atmósfera con una velocidad diferencial extremadamente alta, cabe la posibilidad de que no tenga tiempo de enfriarse, pero esos eventos son casos excepcionales.
El meteorito de Molina de Segura está catalogado como condrita H5 y puede visitarse actualmente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.