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VIDEOBLOG CON JOSÉ A. PÉREZ
Hoy entendemos por "satélite" un dispositivo enorme, carísimo y propiedad de Gobiernos o grandes empresas, en ningún caso al alcance de cualquiera -de hecho, no está al alcance de casi nadie-. Pero ahora imagina que fuese posible construir una satélite pequeñito a un precio accesible.
Es lo que se propone una empresa llamada CubeSat, aunque no es la única que está trabajando en satélites personales. Pretenden lo mismo que ha conseguido la industria de los drones: abaratar tanto su fabricación que se acaben convirtiendo en el regalo de moda. Y van por el buen camino.
Este satélite en cuestión cuesta 1.000 euros, pero el precio no para de bajar. Lo complicado, claro, es ponerlo en órbita, aunque muchos aficionados al aeromodelismo ya han empezado a organizar lanzamientos.
Como cabe imaginar, estos juguetes llevan un montón de sensores dentro. Y también, por supuesto, un receptor y un emisor, así que su propietario puede controlarlo y recibir la información desde el ordenador, la tableta o el móvil en tiempo real.
Están diseñados para mantenerse en la órbita baja terrestre, es decir, entre 200 y 2.000 kilómetros por encima de nuestras cabezas, que es justo donde está la mayoría de los satélites grandes.
Y, de hecho, ese es uno de los problemas de los que están alertando los científicos y los ingenieros: la órbita baja terrestre ya está repleta de cacharros. No sólo hay un montón de satélites, también hay un montón de basura espacial. Y crear juguetes baratos que puedan subir hasta ahí es una garantía de que pronto se llenará de más basura.
A este paso, cuando nos visiten los extraterrestres se van a llevar una imagen bastante lamentable de nosotros. No sólo somos incapaces de vivir en paz, es que ni siquiera podemos mantener esto limpio.