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EL PROYECTO MARSCREW134 INVESTIGA CÓMO LOGRARLO
¿Has visto 'El hombre de acero', el remake de Superman lanzada el año pasado? Si recuerdas el final hablaban de un concepto científico utópico hasta el momento, pero que en los próximos años podría dar noticias: la terraformación.
Básicamente, por 'terraformación' se entiende el hipotético conjunto de procesos que se podrían llevar a cabo para modificar las condiciones de un planeta y asimilarlas a las de la Tierra, con la finalidad de colonizar un planeta o propiciar el surgimiento de vida en condiciones similares a las que tenemos aquí.
En la película unos malvados del planeta Kriptón disponen dos naves espaciales simétricamente, una en el Océano Índico y otra -fíjate qué casualidad- sobre Metrópolis. Y empiezan a lanzar un haz de rayos que atraviesa el planeta y llega a la otra nave que, de inmediato, lo devuelve. El proceso que inician se supone que persigue aumentar la masa del núcleo del planeta, con lo que aumentaría la gravedad, además de alterar la composición de la atmósfera, lo que influiría en las condiciones climáticas y el tipo de vida que sobreviviría en el planeta.
En realidad esto sería -digo yo- una Kriptonización aunque, por desarrollada que sea la tecnología de los susodichos kirptonianos, se me ocurre que atravesar un planeta con rayos tendría consecuencias mucho más devastadoras que un simple cambio de condiciones de vida. Bueno, o más bien la cambiaría radicalmente y destruiría el planeta...
Menos mal que estaba Superman.
Pero volvamos a la ciencia. ¿Esto existe o se puede hacer? En principio no, aunque es una idea con la que se ha coqueteado varias veces. El propio Carl Sagan, que investigó a fondo las condiciones atmosféricas de Venus, se planteó en varios artículos la posibilidad de atajar e invertir el poderosísimo efecto invernadero que se lleva a cabo por los componentes de su atmósfera.
Claro, pero lo malo es que Venus está sensiblemente más cerca del Sol que la Tierra, lo que -además de los componentes del suelo y la atmósfera- hace que sea difícil imaginar el poder adecuar aquello para lograr condiciones de vida como las de aquí. Para que te hagas una idea, la temperatura media de la superficie ronda los 460 grados centígrados, con zonas a 45 grados bajo cero y un 96% de dióxido de carbono para respirar. Un infierno, vaya.
Pero un grupo de investigadores está trabajando en esa idea, no para Venus, sino para Marte. Allí las condiciones son algo mejores, pese a la casi idéntica proporción de CO2 en la atmósfera que Venus, solo que mucho más frío: una media de unos 50 grados bajo cero. ¿Y es posible alterar las condiciones del planeta? Estamos en ello, aunque claro, con naves espaciales bombardeando el núcleo como hacen los de Kriptón, no.
Un proyecto científico conocido como 'Mars Crew 134' ha reunido a un puñado de jóvenes investigadores especializados en extremófilos, esos diminutos seres de nuestro planeta que viven en condiciones extremas de temperatura, presión, acidez...
Son, como Michaela Musilova, expertos investigadores en entornos de frío extremo. En esta entrevista de Space.com la propia científica explica, en inglés, el proyecto y cómo algunos de los 'posos' que ha encontrado en expediciones por entornos tan agrestes como Islandia reproducen condiciones similares a las de Marte... solo que con vida.
¿Sería, pues, posible en un futuro cercano aislar, reproducir y adecuar estos sustratos terrestres e implantarlos en Marte para que puedan vivir allí? En ello trabajan y, en caso de conseguirlo, quedaría por ver la escala de ese 'trasplante' para que efectivamente pudiera causar algún tipo de efecto en la atmósfera marciana. Porque con un 95% de CO2 en la atmósfera, ¿qué cantidad de sustratos vegetales habría que conseguir implantar con éxito para que empezaran a absorber tanto dióxido de carbono y lo convirtieran en oxígeno? Y, en una segunda fase, ¿se producirían cambios estables y a nivel planetario o únicamente en zonas aisladas del planeta y bajo condiciones artificiales sotenidas?
Habrá que esperar para saberlo, ver cómo se desarrolla el proyecto... o encontrarnos con kriptonianos. Aunque bien pensado, esto último mejor no.