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NO ES TAN BUEN CANDIDATO
Un nuevo estudio sugiere que las estrellas enanas rojas no son tan favorables para albergar exoplanetas potencialmente habitables, tal y como se pensaba hasta ahora.
'Próxima b' es el nombre del exoplaneta más cercano que tenemos, ya que está orbitando la estrella enana roja llamada Próxima Centauri, a 4,22 años luz de la Tierra. Este planeta está girando alrededor de su estrella en la llamada zona de habitabilidad, esto es, la zona en la que las temperaturas permitirían la existencia de agua en estado líquido. A priori, sería un buen candidato para albergar vida tal y como la conocemos... pero no.
La cuestión es que no todo es tan bonito como parecía, ya que un nuevo estudio indica que las enanas rojas, además de ser las estrellas más comunes de la galaxia –se estima que un total del 75% son de este tipo– y sus temperaturas más frías que las de nuestro Sol, tienden a ser más activas que nuestra estrella, especialmente en sus fases más tempranas.
Esta actividad se vería reflejada en potentes llamaradas y, en el caso de Próxima b, éstas le afectarían directamente en la medida de que la intensa radiación arrancaría los electrones de las moléculas, escapando de la atmósfera y arrastrando con ellos los iones con carga positiva.
"Ahora sabemos que estas estrellas enanas rojas generan una gran cantidad de rayos X y emisiones ultravioleta extremas a través de frecuentes erupciones y tormentas estelares", explica Vladimir Airapetian, científico del Goddard Space Flight Center de la NASA y autor principal del artículo que expone la investigación.
Sin duda es una mala noticia mirándolo desde la perspectiva de habitabilidad porque los resultados del modelo teórico sugieren que no sólo los electrones e iones se verían expulsados al espacio, sino también elementos fundamentales para la vida como el hidrógeno, el oxígeno o el nitrógeno se verían afectados de esta “erosión atmosférica”.
El nuevo modelo teórico estima que una enana roja joven podría hacer que un exoplaneta sea inhabitable en unas pocas decenas de millones de años, ya que la pérdida del hidrógeno y el oxígeno fulminaría el suministro de agua al planeta antes de que la vida tuviera la oportunidad de desarrollarse. “A medida que aprendemos más sobre lo que necesitamos de una estrella anfitriona, nuestro Sol es cada vez más una de esas estrellas progenitoras perfectas que han sustentado la vida", concluye Airapetian.
Así que, y sintiéndolo mucho, las estrellas enanas rojas no son tan buenas para la vida como se pensaba.