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PSICOLOGÍA DEL COLOR
Desde pequeños se nos ha preguntado cuál es nuestro color favorito y, en muchos casos, nuestra respuesta es algún tipo de azul, ¿a qué se debe?
¿Cuál es tu color favorito? Esta pregunta nos ha perseguido durante años y, en la mayoría de los casos, la respuesta suele ser el azul. ¿Por qué los tonos azules son los preferidos por los niños? ¿Cambia nuestra preferencia con el paso de los años? ¿Tiene una explicación científica? Te lo contamos.
La ciencia empezó a hacerse estas preguntas hace ya casi 30 años. En 1993, el fabricante de Crayola, una empresa que lanzó uno de los primeros productos artísticos no tóxicos, le preguntó a un grupo de niños cuál era su color favorito y la mayoría de ellos eligieron el azul o subtonos de este color.
Es más, Lauren Labrecque, profesora de la Universidad de Rhode Island y experta en el efecto del color en el marketing, aseguraba en un artículo reciente de BBC que cuando somos adultos a todos nos gusta el azul y que esta preferencia es algo intercultural, es decir, que se repite en todos los países.
¿Por qué tenemos preferencia por el azul?
Mucho se ha debatido sobre el significado del color y los sentimientos que se le atribuyen. Así, en Internet puedes encontrar una multitud de test que analizan tu personalidad en función del color que te gusta. Pero, ¿tiene evidencia?
La psicología del color existe y analiza el efecto que causa un color en la percepción y conducta del ser humano. De hecho, muchas marcas comerciales tratan de seguir las nociones de estos estudios a la hora de elegir qué color va a representar su marca.
¿Qué tiene que ver esto con el azul? Al fin y al cabo, el color azul está presente en la naturaleza y sus asociaciones suelen ser positivas: un cielo despejado o un mar limpio y en calma. De esta forma, se podría decir que nuestras preferencias dependen de los objetos o situaciones que asociamos con los diferentes colores.
Es decir, el azul es un color que nos gusta porque cuando pensamos en él, experimentamos sensaciones positivas. Otros colores que nos suelen gustar son el naranja o el rojo porque se asocian con el atardecer y el amor, respectivamente.
¿Qué otros factores afectan a nuestra elección?
Según el estudio sobre la teoría de la valencia ecológica de Stephen Palmer y Karen Schloss, los colores no son neutrales y somos nosotros los que les damos ese significado. Esto podría explicar por qué la percepción que tenemos de un color puede cambiar a lo largo del tiempo.
Esto también implica que nuestra percepción por el color puede variar en función de la forma en que este es presentado. Así, si asociamos un color con algo negativo o que nos provoque rechazo, nuestra percepción sobre ese color será más negativa.
De esta forma, podría explicarse porqué, mientras que el azul es el color favorito de la mayoría de la población, el marrón amarillento no lo es. Este último se suele relacionar con alimentos podridos, heces y otras cosas que no son tan positivas como un cielo azul despejado.
Hagamos la prueba. Cierra los ojos, imagina un cielo completamente azul, despejado. Seguramente puedas transportarte a una mañana tranquila y calmada que te despierta emociones positivas. Sin embargo, si lo que te imaginas es una tierra empantanada, con tonos marrones y verdosos, quizás la sensación no sea tan agradable y prefieras abrir los ojos.
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