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SALUD
Sabemos que existen dos tipos de colesterol, el bueno y el malo. Conocemos los efectos generados por el LDL. Sin embargo, el colesterol bueno no siempre lo es y puede llegar a ser perjudicial si lo acumulamos.
Gracias a diferentes investigaciones y divulgaciones científicas, conocemos la existencia en nuestro organismo de un colesterol bueno y uno malo, que mientras no abusemos de este último, estaremos mucho más sanos y protegidos. Sin embargo, no conocemos muchos de los efectos del denominado "colesterol bueno" sobre nuestro cuerpo y como nos afecta al correcto funcionamiento de nuestro organismo.
El colesterol es una sustancia cerosa necesaria para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, ya que posibilita el desarrollo de ciertas hormonas y sustancias para ingerir alimentos. Parte del colesterol se desarrolla en nuestro hígado, y otra parte dependerá de nuestro tipo de alimentación que tengamos. La diferencia principal entre el colesterol bueno (HDL) y el colesterol malo (LDL), es que el primero no se acumula en el cuerpo y regresa al hígado, mientras que el malo se acumula en ciertas áreas de nuestro cuerpo y pueden desarrollar enfermedades de tipo cardiovascular.
Sin embargo, como todo, el colesterol bueno tiene también un límite. En niveles normales, el HDL mejora nuestra salud cardiovascular, si superamos la cantidad de este tipo de colesterol en el cuerpo genera un efecto contrario. Incluso podría aumentar la probabilidad de sufrir fracturas óseas, debido a su acumulación en estas áreas.
Si acumulamos gran cantidad de HDL, su estructura molecular cambia y se acumula de la misma forma que el colesterol malo. Ambas cantidades se complementan generando efectos muy negativos sobre nosotros. Tener el colesterol bueno muy alto es poco común. No hace falta realizar una dieta concreta para reducirlo.