Nuestro cerebro tiene más cosas en común con los testículos de lo que imaginábamos
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NO SON SIMPLES PIEDRAS
España cuenta con una gran diversidad natural en su territorio. Playas paradisiacas, montes escarpados y bosques frondosos, pero también otro tipo de parajes algo más desconocidos: las cuevas.
Las cuevas son cavidades subterráneas de extensión variable que pueden albergar todo tipo de túneles y formaciones geológicas. En España, hay cuevas muy famosas por ser frecuentadas por nuestros antepasados prehistóricos. La cueva de Altamira, en Santillana del Mar, Cantabria, por ejemplo, es muy conocida por sus increíbles pinturas rupestres de animales diversos. Sin embargo, hay otro tipo de cuevas a las que el ser humano no pudo acceder o en las que no dejó rastro y que dejan a cualquiera sin aliento.
La cueva de El Soplao fue descubierta por mineros que buscaban blenda y galena en el año 1908. De hecho, su nombre es un término minero alusivo al aire que se percibe al calar una galería desde otra con menos oxígeno.
Es quizás una de las cuevas más impresionantes que podemos encontrar en España, pues atesora un verdadero paraíso de espeleotemas tales como excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas o perlas de las cavernas. Además, se conserva gran parte de la estructura de la mina y se hacen visitas en las que incluso se utiliza un pequeño tren.
Las minas de Udías son conocidas desde la época romana, o al menos eso dicen los restos de herramientas y monedas encontrados procedentes de este periodo. En 1855 comenzaron a ser explotadas por la Compagnie des Mines et Fonderies de la Province de Santander y después por la Real Compañía Asturiana en busca de galena para la obtención de plomo. Finalmente cerraron en 1933.
Hoy en día pueden visitarse y hacer turismo de aventura ataviados con los monos y cascos necesarios para hacer espeleología. De este modo, pueden contemplarse sus impresionantes formaciones geológicas de color blanco como la nieve, color procedente del carbonato cálcico que abunda en las profundidades de la tierra.
La Gruta de las Maravillas, como su propio nombre indica, es una impresionante cueva que, según la creencia popular, fue descubierta por un pastor que buscaba a un cerdo perdido. Sin embargo, la primera referencia histórica sobre su procedencia data de 1886. Fue abierta al público en 1914, siendo la primera en España en hacerlo.
En esta increíble cavidad el agua es la protagonista, ya que encontramos lagos y ríos que la recorren y que continúan erosionando la piedra y creando vistosas formaciones geológicas.
En su recorrido circular y a dos niveles (el tercero no puede visitarse) el visitante podrá disfrutar de una gran variedad de formaciones geológicas muy vistosas. Son famosos los nombres de sus “salas”, ya que hacen referencia a las distintas “maravillas” que en ellas podemos encontrar. Entre ellas destaca la “Sala de los Desnudos”, cuyas formaciones recuerdan a elementos fálicos.
La Cueva de Nerja fue descubierta en 1960, cuando cinco jóvenes se adentraron en ella al percatarse de una hendidura por la que corría el aire. Es Bien de Interés Cultural desde el año 2006.
La cavidad cuenta con un impresionante número de estalagmitas y estalactitas que tapizan el techo y el suelo y en ella se encontraron además restos humanos de Homo Sapiens y cuencos de cerámica procedentes del periodo neolítico.
La Cueva de Pando, situada en la localidad de Pando, cerca de Ribadesella, es una cueva pequeña, de unos 400 metros, pero en la que el visitante podrá ver numerosas estalagmitas y estalactitas de gran tamaño.
Su recorrido es muy sencillo, por lo que se ha hecho muy famosa para aquellos que quieran adentrarse un poco en el mundo de la espeleología. No obstante, cuenta con galerías sin salida y gateras para los más aventureros que quieran conocer los entresijos de esta gruta.