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MUY EFECTIVO
Se trata de aquellos tumores que se desarrollan en cabeza y cuello y en el 70% se detectan en estado avanzado.
En España, cada año se detectan cerca de 14.000 casos de cáncer de cabeza y cuello, un tipo de tumor que ocupa el sexto lugar en incidencia. El problema, pese a que las cifras pueden no ser muy altas, es que un 70% de ellos se detectan en estado avanzado y es dos veces más común en hombres que en mujeres.
De acuerdo con datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, cada año se diagnostican en España 10.000 nuevos casos de cáncer de cabeza y cuello. A esto hay que sumarle que la supervivencia global del cáncer de cabeza y cuello es inferior al 40% a los 5 años; con una probabilidad del 50-60% de recurrencias locales a los 2 años y un 20-30% de metástasis a distancia a los 2 años.
A nivel global, este tipo de tumores también es la séptima enfermedad maligna más prevalente en el mundo, y los países en desarrollo están presenciando un aumento de su incidencia. Hay alrededor de 640.000 casos de HNC por año, lo que resulta en alrededor de 350.000 muertes en todo el mundo.
Así, los tumores bucales y las lesiones precancerosas de la boca se consideran especialmente difíciles de diagnosticar de manera temprana y precisa. Por un lado, las biopsias son costosas, invasivas, estresantes para el paciente y pueden provocar complicaciones. Tampoco son factibles si se requieren exámenes repetidos de la misma lesión.
Con esto en mente, un equipo de científicos, liderados por Aaron Weinberg, de la Universidad Case Western Reserve, ha descubierto una prueba no invasiva y de bajo coste para detectar el cáncer oral, monitorear lesiones precancerosas y determinar cuándo se justifica una biopsia.
Los hallazgos se han publicado en Cell Reports Medicine y se basan en un sistema de puntuación vinculado a los niveles de dos proteínas en células extraídas de lesiones orales sospechosas de pacientes. Una de las proteínas (beta defensina 3 humana o hBD-3) se expresa en niveles altos en el cáncer oral en etapa temprana, mientras que la segunda (hBD-2) es baja o no cambia.
La proporción de ambas en el sitio de la lesión y la comparación en otra zona sin lesión genera una puntuación, llamada índice de beta defensina (BDI). Si está por encima de un umbral predeterminado implica cáncer.
Tanto el equipo de Weinberg como otros dos, de la Universidad de Cincinnati y de la Universidad de Virginia Occidental, validaron de forma independiente este índice utilizando protocolos idénticos al de los autores del estudio.
"Cuando descubrimos por primera vez el hBD-3, vimos que actuaba como un poli bueno, involucrándose en la curación de heridas y en la eliminación de microbios – explica Weinberg -. Luego nos dimos cuenta de que estaba regulado de la misma manera que ciertas células que crecen sin control y comenzamos a estudiar hBD-3 en el contexto del cáncer oral. Imagínese nuestra sorpresa cuando este Dr. Jekyll resultó ser el Sr. Hyde. Descubrimos que no sólo promovía el crecimiento tumoral, sino que se sobreexpresaba en las primeras etapas de la enfermedad, mientras que otro miembro, hBD-2, no cambiaba. Esta diferencia en los niveles de las dos proteínas en comparación con el lado opuesto en el mismo paciente nos llevó a examinar la capacidad del BDI para distinguir el cáncer de las lesiones benignas".
Este nuevo conocimiento, que ya se ha patentado, permitirá reducir las biopsias en las clínicas de atención primaria en un 95% porque puede indicar a los médicos quién realmente necesita una biopsia. Otro beneficio, teniendo en cuenta que la mayoría de este tipo de tumores afecta a pacientes en países en vías de desarrollo, es que "este tipo de exámenes también se puede utilizar allí, justamente donde el cáncer oral está muy extendido y los servicios de patología son cuestionables o inexistentes", concluye Wainberg.